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Visitantes junto a los coches que cuelgan junto a uno de los parkings.
Conocemos el arte urbano de Fanzara con el Kia Stonic

Conocemos el arte urbano de Fanzara con el Kia Stonic

RUTA EN FANZARA | KIA STONIC 1.6 CRDI DRIVE ·

Fanzara se ha convertido en lugar de culto para los amantes del grafiti, el pueblo perfecto para visitar con el aventurero más cosmopolita

ALEX ADALID

Sábado, 14 de abril 2018

Habíamos oído hablar del lugar, un sitio en el que los vecinos ceden sus fachadas para que artistas del grafiti plasmen su arte urbano... en medio de la montaña. La idea es tan disruptiva que cada año atrae a más artistas de todo el mundo, mientras la localidad corre el peligro de quedarse sin superficies suficientes para lo que se ha dado en llamar MIAU, Museo Inacabado de Arte Urbano.

La idea proviene de un grupo de vecinos de Fanzara, una localidad que crece junto al río Mijares y la sierra de Espadán, lugar de peregrinaje también para los amantes de las motos.

El Stonic soporta bien los kilómetros y el trato exigente. Pareja, un niño, bártulos de sobra para tres días de picnic -aunque sólo vamos a estar una jornada- y una pequeña bici se alojan en su interior. El Stonic diesel tiene el motor 1.6 CRDI de sus hermanos mayores. Con 110 CV de potencia y cambio de seis marchas es capaz de afrontar la carretera con rapidez y, si nos lo proponemos, llegar los primeros. No es el caso, y hacemos uso del control de velocidad para reducir el consumo. Activamos también el aviso de salida de carril. Nuestro Stonic es discreto, en color gris plata y con un interior sin los detalles de color que pueden tener otras versiones.

Capital del 'street art'

Pasamos la localidad de Onda y llegamos a Fanzara por una carretera con buen asfalto y muchas curvas, ideal para disfrutar. El Stonic tiene una suspensión más bien dura, inclina poco y es preciso, pero no es un deportivo, y acepta de buen grado una conducción calmada.

Sabemos que estamos llegando a Fanzara porque de lejos ya apreciamos una enorme fachada con un dibujo tipo manga. El pueblo se descubre en la falda de la montaña, y vemos notas de color aquí y allí. Aparcamos bajo una fachada decorada, y al lado hay otra, y otra más, y una vecina ha pintado todas sus macetas con fotos típicas de la zona, como grandes nevadas.

Damos un paseo a pie entre las callejuelas del 'casco urbano', donde tras cada esquina aparecen obras de diferentes artistas. Estamos un poco perdidos, así que, como bueno forasteros, vamos a uno de los dos bares que, junto a la carretera, reciben al visitante. Cae en nuestras manos un mapa y una vecina nos explica dónde están los mejores grafitis... aunque dependerá de gustos, así que allí vamos. Nos enredamos entre las callejuelas, donde la cámara de marcha atrás, sus sensores y la facilidad de maniobra nos permiten salir en un par de ocasiones por donde hemos venido. Tomamos dos grandes cuestas para subir a la parte alta del pueblo e intentar que el pequeño Kia pose frente a alguno de los mejores dibujos. Hora del picnic. Sacamos del maletero todo lo previsto: nevera, sillas, etcétera, y comprobamos como la moda SUV ha llegado a los sitios más insospechados. En el parking contamos hasta diez coches similares al nuestro en segmento, lo que nos da una idea del acierto de este Kia.

También es un acierto la decoración de Fanzara. Decenas de visitantes, desde grupos sénior hasta chavales con una estética de lo más lejana a un día de montaña, pasean por el pueblo con palos 'selfies', sofisticadas cámaras réflex o haciendo vídeos para blogs.

Tras reponer fuerzas vamos al 'parking de coches machacados', una pared en la que se exponen, artísticamente, los restos planchados de coches muy veteranos.

Paseamos por el río y la ribera hasta que la lluvia aparece con fuerza y deja nuestra visita a medias. Volveremos, especialmente del 5 al 8 de julio, donde seguirá completándose este Museo Inacabado de Arte Urbano.

De regreso el Stonic nos avisa de una parada para café, un sistema que alerta del potencial cansancio, pero ya estamos cerca de casa. La escapada ha resultado perfecta, y el coche, el más adecuado para este viaje monte-urbano.

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