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Cantores de La Pasión y el Quinteto de Metales Ginés Pérez de la Parra, durante una de sus intervenciones en Santo Domingo. :: a. a.
La música del Santo Entierro se escucha primero en Santo Domingo

La música del Santo Entierro se escucha primero en Santo Domingo

Tomás Sáez cuenta con la colaboración en su relato del Sábado Santo de sus compañeros de la Primitiva Pasión y el Quinteto de Metales

P. M. MACIÁ

Domingo, 27 de marzo 2016, 00:33

«Entierro, sobriedad, silencio». Estas palabras hilaron todo el discurso que el Caballero Cubierto, Tomás Sáez, hizo ante decenas de personas en el claustro de la Universidad Histórica, en Santo Domingo, ayer por la tarde. No estuvo solo en esta recepción y tampoco en ese discurso en el que contó con la colaboración del grupo de Cantores de la Primitiva Pasión Federico Rogel al que pertenece, así como del Quinteto de Metales Ginés Pérez de la Parra. Ellos le ayudaron a relatar, antes de que se produjera, la procesión del Santo Entierro de Cristo que se repite en Orihuela desde hace cinco siglos. 'Stabat Mater', 'Miserere', 'Jueves Santo' y 'Colativas' sonaron así entre los muros del claustro.

Tomás Sáez tuvo un recuerdo, antes de empezar sus palabras, para los fallecidos, heridos sus familiares del atentado perpetrado en Bruselas el Martes Santo, y siguió con agradecimientos a quienes hicieron posible que él tuviera «el inmenso honor de encabezar como Caballero Cubierto» la procesión del Santo Entierro que calificó como «tradición viva» al tiempo que aseguró que en el tiempo actual y con la globalización de la sociedad «la tradición y la modernidad no están reñidas». El Caballero Cubierto recordó su niñez, transcurrida en parte entre las paredes del mismo claustro donde pronunciaba sus palabras, puesto que fue uno más de los alumnos de Santo Domingo, y tuvo un emocionado recuerdo para su madre, su madrina, sus cinco hermanas mayores y su padre, Tomás Sáez Díez de los que dijo heredó los cuatro pilares en los que basaba su existencia: la religiosidad, la entrega a la familia, el respeto por las tradiciones y el patrimonio y el amor por Orihuela.

Precisamente en el patrimonio se detuvo para manifestar la necesidad «por preservarlo y mantenerlo», y afirmó que no basta con «mantenerlo en pie con intervenciones puntuales», por lo que pidió a los oriolanos que cuiden su entorno y no se acostumbren a las deficiencias que pueda tener. Así, consideró que no solamente deben ser las instituciones las que actúen, sino todos, y hacer verdad el título de Gran Ciudad que tiene Orihuela desde hace unos años porque dijo, son muchos, los que echan de menos una línea de acción.

De ahí ya pasó al Santo Entierro, a «las voces masculinas que nos convocan a ser testigos de una infamia» el Jueves Santo; a la soledad «vivida y aceptada por Cristo camino del Calvario», donde tuvo un recuerdo para Nuestro Padre Jesús de La Caída de la Cofradía del Perdón a la que pertenece; a la Soledad que cerraría el cortejo, recordando la glosa que hace apenas unas semanas hizo Antonio Martínez Canales del pregón de Semana Santa, y aguardó a la Resurrección, porque «en vela, volveremos a sonreír y volveremos a creer en nuestra familia, en nuestros amigos y en nuestro futuro».

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