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D. Burguera
Martes, 9 de junio 2015, 12:14
La cuerda que sostiene las negociaciones entre Compromís y PSPV para formar el futuro Consell se ha roto. Eso no imposibilita que dentro de unas horas, o de unos días, se repare, pero a estas horas, está rota. El secretario de Organización de los socialistas valencianos, Alfred Boix, ha confirmado que el PSPV da por suspendidas "todas las reuniones y conversaciones" que hasta el momento estaba manteniendo con Compromís "tanto para la Generalitat como para el Ayuntamiento" de Valencia hasta que la coalición acepte la presidencia de Puig.
Boix, en respuesta a Compromís, ha advertido: "Esto no es una prueba de fuerza; es un gesto contundente, meditado y serio. El PSPV apuesta por Ciudadanos para la investidura y ni acepta ni rechaza un voto del PP que facilite la presidencia de Puig'', ha asegurado.
A partir de ahora, ha dicho, seguirán trabajando para ver cómo pueden "confluir en un espacio de gobernabilidad" con el resto de formaciones políticas, como Ciudadanos, porque tienen "la responsabilidad de gobernar la Generalitat" como segundo partido más votado en la Comunitat y "el primero del cambio".
Además, ha criticado que "parece que el PSPV siempre sea bueno para dar la estabilidad a los gobiernos y no para recibirla", lo que supone "otro insulto" de los que han tenido que "soportar estos días", algo que "no es serio, no es justo, y alguno se tiene que revisar los parámetros democráticos para conformar mayorías".
Ha indicado que "esto no es una cuestión de tres", sino una negociación con Compromís en la que la coalición "invitó a Podemos", y ha asegurado que no van a conformar "ningún tipo de gobierno con el PP", ni en el pueblo "más pequeño de la Comunitat".
"No podemos dilatar esto", ha mantenido Boix, para quien los ciudadanos quieren notar ya el cambio político, y además hay que abrir los comedores escolares en julio y discutir el calendario escolar y las ayudas a la gratuidad a los libros de texto, lo cual "no pasa por tener un gobierno en julio".
En el PSPV sentaron ayer como una bomba las declaraciones de Pasqual Mollà (Compromís) tras la reunión a tres bandas (estos dos partidos junto a Podemos) en el Botánico y ha suspendido las negociaciones. Quedan 48 horas para que se configure la Mesa de Les Corts y las posturas están más alejadas que nunca.
Mollà se arrogó ayer para Mónica Oltra la representación de la legitimidad de liderar la Generalitat, de presidir, algo que el socialista Ximo Puig considera innegociable. Ayer, dos horas después de las declaraciones de Mollà, los socialistas anunciaron su "decepción" y su frustración por "la posición de Mónica Oltra y Compromís" respecto a la presidencia del futuro gobierno autonómico. A primera hora de hoy, desde el PSPV se advertía que la situación iba a peor. Tiempo después comunicó que las "damos las relaciones por suspendidas a las espera de que se normalicen", y atribuyen tal decisión a las declaraciones y la postura adoptada ayer por Compromís: "El PSPV está muy molesto. Nos sentimos insultados. No comprendemos cómo nuestros votos valen para investira a Joan Ribó alcalde, pero Compromís se niega a apoyar al PSPV a la alcaldía de municipios como Torrent o Gandia".
Desde Podemos observan con estupefacción el modo en que la disputa entre Puig y Oltra por la presidencia empantana la negociación. Fuentes vinculadas a su dirección en la Comunitat lamentaron hace breves minutos la posición de ambos líderes.
Desde la coalición nacionalista se asegura en estos momentos que los socialistas no se han puesto en contacto con ellos. Fuentes vinculadas a la comisión negociadora expresaron su sorpresa. No obstante, las palabras de Mollà, ayer, no puede atribuirse a la misma casualidad a la que se señala para explicar la coincidiencia de Ximo Puig y Mónica Oltra en Les Corts por la mañana, que propició su primer encuentro cara a cara después de pasados 15 días desde las elecciones. La reunión de media hora entre los líderes y aspirantes a ser presidentes no dio frutos más allá de limar asperezas personales. La desconfianza se mantuvo.
Horas después, tras la reunión a tres bandas, el PSPV mantuvo a su portavoz para explicar su postura públicamente, el veterano Ciprià Císcar, que utilizó un tono milimétricamente firme pero no avasallante, duro pero evitando la colisión. Sin embargo, por parte de Compromís se cambió de cara respecto a la primera reunión a tres bandas. Si el encuentro en la sede de la coalición fue explicado por Águeda Micó, secretaria de Organización y situada en la órbita del Bloc, ayer tomó la palabra Pasqual Mollà, padre de la diputada Mireia Mollà y de la asesora Cristina Mollà, miembro destacado e histórico de Iniciativa del Poble Valencià, y persona más cercana a Mónica Oltra que a las tesis nacionalistas del Bloc, el partido con más peso en la Coalición Compromís.
Mollà disparó con calibre grueso para defender la posición de Oltra respecto a su deseo de presidir la Generalitat. Defendió su posición matemática (Podemos asegura que sólo participará en el Consell si lo preside Oltra, lo que supone sumar entre las dos formaciones 32 escaños frente a los 32 del PSPV), y su legitimidad frente al PSPV, al que consideró con un perfil menos idóneo para representar un cambio en la política, así como defender reivindicaciones como la financiación para la Comunitat. Esa deslegitimación del liderazgo de Ximo Puig ha sido lo que ha dinamitado el diálogo, según el PSPV, que a medida que han pasado las horas ha decidido ofrecer una posición más agresiva frente a los postulados de la coalición nacionalista.
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