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Rafael Blasco, a la entrada al TSJ . :: jesús signes
La vida de Blasco entre rejas

La vida de Blasco entre rejas

Un médico de la prisión le someterá a una revisión nada más llegar a la penitenciaría

A. RALLO

Viernes, 12 de junio 2015, 00:10

Rafael Blasco, siete veces conseller y exsíndic del PP en Les Corts, ingresará en prisión el próximo lunes. La sentencia del Tribunal Supremo dejó su condena en seis años y medio frente a los ocho que fijó el TSJ. Una rebaja que no le salva de la cárcel. Ni siquiera la petición de indulto retrasaría su entrada en una penitenciaría. En 72 horas, Blasco inicia una nueva vida muy diferente a la de sus últimas tres décadas. Alejado del traje, de los coches oficiales, del móvil y del dinero en efectivo. El lunes deberá comunicar qué centro elige para cumplir condena. Lo más probable, por cercanía, es que sea la prisión de Picassent, una de las instalaciones más grandes de España.

El proceso de ingreso en una cárcel es similar en todas las instalaciones. Nada más llegar se rellenará una ficha con sus datos personales y se recogerán las pertenencias que lleve en ese momento. De manera inmediata, un médico de la prisión le someterá a una revisión médica. Lo primordial es evaluar su estado de salud. También se repasa su historial médico. Otro de los aspectos clave es determinar si existe riesgo de suicidio. Este peligro es mayor en aquellos internos primarios, es decir, que nunca antes han estado en la cárcel.

Una opción: la enfermería

El facultativo, en caso de que observe algún problema de salud o ánimo de autolesionarse, podría recomendar que se le trasladara en ese mismo momento a la enfermería de la prisión. La de Picassent tiene tres áreas diferenciadas: una para presos con problemas psicológicos, otra para crónicos y una tercera para reclusos de edad avanzada.

La otra posibilidad es que se quede directamente en el módulo de ingresos. Allí pasará la noche con un preso de confianza, internos que vigilan a los recién llegados para evitar intentos de suicidio. La supervisión de otro compañero es una práctica habitual.

Tras su primera noche entre rejas, Rafael Blasco recibirá la visita de un trabajador social, un educador y un psicólogo. Los dos primeros le asesorarán acerca de las posibilidades de talleres y otro tipo de actividades. Hay que recordar que el exconseller ya ha cumplido los 70 años de edad por lo que no podrá desarrollar ningún trabajo remunerado en la cárcel como sí realizan otros internos. No obstante, su perfil -licenciado en Derecho- encajaría perfectamente en la escuela de la prisión. De hecho, otro de los condenados por la trama de saqueo de fondos públicos, Augusto César Tauroni, ha dado clases en Picassent. Llevaba en prisión provisional desde que estalló el caso.

La entrevista con el psicólogo tiene como objetivo evaluar el riesgo de un hipotético suicidio. Su informe completará el que unas horas antes realizó uno de los médicos de la cárcel.

El siguiente paso, con todos los datos anteriores, es asignar un módulo a Rafael Blasco. Evidentemente compartirá celda, como ocurre con el resto de internos. Lo más probable es que le se asigne uno de primarios de buena conducta, algo similar a los conocidos como módulos de respeto.

Rafael Blasco dispondrá como máximo de 100 euros al mes en la tarjeta del economato. El exconseller podrá llamar, como máximo, a diez números de teléfono. Las conversaciones no pueden superar los cinco minutos. En total, menos de una hora a la semana. Antes, debe comunicar a los responsables de la prisión el listado de los diez números con los que podrá mantener contacto.

El mismo trámite deberá cumplir quien fuera mano derecha de Blasco a lo largo de buena parte de su carrera política: Tina Sanjuán, condenada a seis años de cárcel. El TSJ ha citado a ambos, junto al resto de altos cargos de la conselleria, a primera hora del lunes. De allí, cada uno partirá hacia la prisión designada.

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