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JUAN CARLOS FERRIOL
Domingo, 19 de junio 2016, 21:49
Se ha renovado prácticamente de todo. Ordenadores de mesa, portátiles, teléfonos móviles, vehículos oficiales, megafonía... El primer año de legislatura bajo gobierno del tripartito en Les Corts ha sido, podría decirse, el del final de la crisis. La contención en el gasto y los recortes que tanto coste electoral terminaron teniendo para el PP durante la pasada legislatura dieron lugar, en términos políticos, a una etapa, la del tripartito, en la que se anunció control del gasto pero no austericidio. El día a día de Les Corts deja lugar a pocas dudas: en sólo unos meses se ha concentrado un significativo nivel de gasto, que encaja poco con las dificultades económicas que aún atraviesan muchos ciudadanos, y menos aún con las de la propia administración autonómica, que sobrevive gracias a los mecanismos de liquidez que le proporciona el Ejecutivo central.
Les Corts comenzó esta legislatura con un gesto que pretendía ser simbólico -se suspendió un ágape para los invitados al primer pleno de la legislatura, tras los comicios del 24 de mayo de 2015-. Francesc Colomer, que ocupó la presidencia de la institución tres semanas escasas, se estrenó en el cargo con una medida que tuvo bastante de demagógica -el convite tenía un coste de poco más de 4.000 euros-.
Había una nueva mayoría en la Cámara, la de socialistas, Compromís y Podemos, y se tenía que visualizar la sintonía con quienes todavía lo estaban pasando mal. Aquello ya no era la etapa del despilfarro del PP, se decía entonces desde el tripartito. Así que el arranque marcó un giro de 180 grados en lo que hasta ese momento se había conocido como una institución privilegiada. El Parlamento valenciano, y sus diputados, disfrutaban de unas ventajas que encajaban mal con la crisis económica y la pujanza del desempleo. Con el tripartito, se quiso explicar, el Parlamento volvería a ser una institución en la que el control del gasto sería prioritario.
Aquello fue la carta de presentación. En las últimas dos semanas, durante las reuniones de la Mesa de Les Corts de los días 7 y 14 de este mes de junio, se han adoptado acuerdos de gasto que superan los 430.000 euros. Se ha aprobado el contrato de suministro de votación y megafonía para el hemiciclo de Les Corts, ya anticuado y que comenzaba a ofrecer múltiples problemas, por 369.367 euros. Y el suministro de 90 ordenadores de sobremesa por un total de 61.494 euros. A diferencia de la suspensión del convite de arranque del pleno de arranque de legislatura, el acuerdo por el que se aprueba uno y otro gasto ha tenido mucha menos publicidad.
Son sólo dos ejemplos, los más recientes, de los gastos en los que se ha embarcado el Parlamento valenciano durante este primer año de legislatura. Adquisiciones que se suman a las realizados durante estos últimos doce meses, y a las que están en estudio, y que aunque puedan considerarse inaplazables, llaman la atención por la celeridad con la que se han realizado.
Quizá ese exceso de prisa a la hora de renovar y adquirir nuevos materiales para el funcionamiento ordinario de la institución es el que ha originado rectificaciones y decisiones que han terminado siendo corregidas. Es lo que ocurrió con el concurso para el suministro de 99 tabletas, modelo ultrabook, por valor de 135.000 euros -una media de 1.400 euros por aparato-. Ya no es sólo el hecho de que el proceso se prolongara por espacio de ocho meses. Les Corts se dio cuenta al recibir los aparatos de que, pese a su precio -se pueden ver anuncios en prensa de aparatos similares por unos 600 euros- disponían de entrada para memoria externa USB, pero carecían de lector de soporte informático CD.
¿Y qué? El hecho resultó chocante toda vez que, como constató el PP en un escrito remitido a la Cámara, la documentación que el Consell facilitaba a los diputados llegaba en soporte CD. Es decir, resultaba imposible de leer con los nuevos portátiles. El presidente de Les Corts tuvo que enviar un escrito al Consell para solicitarle que modificara el soporte informático con el que facilitaba la información a los diputados, con el consiguiente incremento de gasto.
El asunto, de tan grotesco, produciría hilaridad, si no se tratara de una institución, Les Corts, que no solo se supone seria, sino que además está dirigida ahora por los grupos que han cuestionado en tantas ocasiones decisiones desde la presidencia de la Cámara en la etapa del PP.
El último de los contratos de suministro aprobado es el de los 90 ordenadores de sobremesa. La mercantil Teknoservice es la que se ha hecho con la adjudicación del concurso, con un presupuesto de 61.494 euros. Los ordenadores que se servirán tienen un procesador Intel Core i5 6600 de 3.3 gigahercios, con un disco duro de 1 terabyte.
Los ordenadores de mesa resultan bastante más económicos que los portátiles -683 euros contra casi 1.400-. Su contratación se puso en marcha inmediatamente después de que se concretara el suministro de las tabletas, objeto de polémica también porque pese a su elevado coste, cuando finalice el contrato de suministro de cuatro años, la Cámara tendrá que devolver los aparatos.
Las ultrabook, a su vez, llegaron tras otra polémica, la de la contratación del suministro de 99 teléfonos móviles para los diputados. La adquisición de los Samsung Galaxy A5 por 27.225 euros permitió rebajar el ruido generado por la propuesta inicial, con Francesc Colomer aún al frente de la institución, y con la que se propuso adquirir 99 iPhone 6, con un presupuesto estimado de 64.200 euros -es decir, más elevado que el precio por el que se acabaron adquiriendo los 90 ordenadores de mesa-. El coste por unidad de cada teléfono móvil, en el entorno de los 650 euros, generó tal vendaval político que Enric Morera, a su llegada a la presidencia de la Cámara, optó por desandar el camino y rectificar aquella decisión.
Los suministros más polémicos de Les Corts no han sido, paradójicamente, los que venían de la mano de un presupuesto más elevado. La Mesa de la Cámara aprobó el pasado 7 de junio la adjudicación del contrato de suministro del sistema de votación y megafonía del hemiciclo, por un total de 369.267 euros. La UTE formada por Soroll Electronic y Ditec Comunicaciones se hizo con el concurso que debe servir para poner punto y final a los continuos problemas que ha ofrecido el ya anticuado sistema de megafonía y votación actual.
Teléfonos móviles nuevos, ordenadores portátiles nuevos, ordenadores de mesa nuevos, sistema de votación y megafonía nuevo... la adquisición de nuevos elementos para los diputados -desde la oficina móvil del diputado hasta la equipación de la Cámara- se ha producido de manera continuada durante estos últimos doce meses.
Y no acaba aquí: la Cámara ha sacado ya a licitación el alquiler de siete vehículos para el parque móvil del Parlamento. En las bases de la convocatoria se recoge un presupuesto total para estos siete turismos de 228.690 euros, a pagar en mensualidades de 4.764 euros durante cuatro años.
Cuando trascendió la tramitación de este contrato, Presidencia de Les Corts puso todo el empeño en remarcar que el nuevo contrato suponía una rebaja sustancial respecto al que había estado vigente hasta la fecha -los vehículos se adquirieron en 2012-, entre otras razones porque se pasaba de 13 coches a sólo 7. El coste por vehículo, no obstante, resulta ligeramente superior a aquellos.
En cuanto al equipamiento y prestaciones de los vehículos, los responsables del Parlamento valenciano optan por unos coches de gama media-alta. Según las características técnicas que demandan (motor, dimensiones y el extra del parabrisas térmico) todo apunta a que el modelo escogido es un Ford Mondeo HEV 2.0 Híbrido, fabricado prácticamente en su totalidad en Almussafes, aunque existen en la actualidad en el mercado otros similares más asequibles. Los turismos deben tener un motor gasolina híbrido, con 160 CV de potencia como mínimo, entre 4,7 y 5 metros de largo, 1,8 y 2,2 metros de largo y un peso entre 1.500 y 2.000 kilogramos.
Alguien podría pensar que son muchas adjudicaciones y muchos contratos para tan poco tiempo las realizadas por la mayoría que dirige Les Corts. Pero una de las más importantes se ha quedado en el congelador: la del suministro e instalación de los sillones en los escaños del hemiciclo. El primer borrador con el que se trabajó en la institución planteó un presupuesto de 330.000 euros. Como ya ocurrió en 2010, la Cámara ha optado por dejar en el congelador la propuesta, consciente de la polémica que generaría un gasto adicional de esa magnitud.
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