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A. RALLO
Viernes, 24 de junio 2016, 00:03
Los Crespo gozan de una extraordinaria fortuna. Los padres y el hermano del exvicepresidente de la Diputación Enrique Crespo resultaron agraciados con 20 millones de euros en el sorteo de la Lotería de Navidad de 2011. Todos los décimos (159) se los vendió el exalcalde de Manises. Lamentablemente él sólo se quedó uno, según insistió ayer a la juez desde el banquillo. La fiscalía le acusa de urdir un plan para que su familia cobrara sus boletos -un centenar- y que el juzgado no le embargara el importe para cubrir el agujero de la depuradora de Pinedo. Se enfrenta a tres años de cárcel, la misma pena que para su hermano y padres.
Las acusaciones quisieron destacar ayer circunstancias cuanto menos sospechosas en toda esta operativa. La madre de Crespo explicó que invertían entre 2.500 y 3.000 euros en este juego de azar. El letrado apuntó que su afición por estas apuestas aumentó a raíz de que ganara en 1990 un carro de Mercadona. El desembolso se hacía pese a que su esposo cobra una escasa pensión de 7.000 euros anuales. Otro dato que tampoco le cuadra a la fiscalía. Carlos Crespo, hermano del político, percibía la prestación por desempleo. Este hecho no rebajó su inversión en lotería. Compró otros 70 décimos. Su defensa apuntó que recibía unas renta de alquiler que, por cierto, no declaró durante años.
Tras los padres, fue el turno del hermano. Intentó explicar la sorprendente mecánica de cobro de los décimos premiados: lo hicieron en diferentes días, semanas e incluso meses y en diversas oficinas bancarias desde diciembre a enero. En algunas, al parecer, no eran ni clientes. El acusado explicó que lo que pretendían es que en Manises no se supiera la cantidad que habían ganado. Temían ser víctima de algún atraco. También dio otro motivo de esa pluralidad de entidades, la inestabilidad financiera de las entidades por la crisis. Además, querían comprobar las condiciones que les ofrecían. Dijo Crespo que nunca habló con su hermano del considerable premio que habían obtenido ni recibió indicaciones de qué hacer a partir de ahora. Enrique Crespo es licenciado en Económicas. Su hermano afirma tener conocimientos fiscales, sin mayor concreción.
Crespo fue preguntado acerca de si no tuvo miedo de guardar durante semanas 109 décimos en la caja fuerte de su vivienda, un piso alquilado en una zona de lujo de Valencia. En ningún momento se sintió incómodo por tener boletos valorados en millones de euros. «Tengo servicio de seguridad 24 horas, el conserje llama para autorizar las visitas, hay una puerta de seguridad en la escalera...», razonó. Desde 2012 ya no vive allí. Ahora reside en Londres. «Vivo de las inversiones que he hecho», indicó sobre sus medios de vida.
Tras un receso y con dos horas ya de juicio a las espaldas, llegó el momento de Enrique Crespo. Empezó tranquilo, sin perder el relato que ha defendido desde que empezara este monumental lío. «Sólo yo vendía los décimos del PP». Justificó esta atribución para evitar que otros compraran ese número sin la correspondiente comisión (el beneficio para el PP). «Me compraba gente muy cercana: amigos o familiares». Así vendió 159. Las últimas horas tenía tres décimos en la cartera. Pero dos se los reservó Sergio Blasco, al parecer, sobrino del exconseller Blasco. Muy poco para una persona que según admitió ayer tenía reservados 20 décimos todas las semanas de dos números.
Son varias las informaciones periodísticas que sostienen que Crespo tenía más décimos de los declarados. En este punto el acusado comenzó a perder los nervios. Menospreció a los profesionales. «Trabajan muchas horas, tienen una crisis muy importante y les encargaron que escribieran una página sobre mí». En resumen, que no las informaciones no eran veraces. También cuestionó incluso una grabación de una televisión en la que supuestamente decía que tenía «bastantes» décimos. Su defensa ha solicitado -y se lo han concedido- la comparecencia de una logopeda para determinar si pudo decir bastante. «Aquello era una locura. Yo no sé ni lo que me preguntaban. Nunca dije a nadie lo que llevaba». Admitió que expresó su felicidad, pero era más por el dinero que había tocado en Manises.
La paciencia la perdió definitivamente cuando le nombraron al interventor del Ayuntamiento de Manises. Se trata de un testigo clave. Declaró en el juzgado que en una reunión de la Junta de Gobierno Local, Crespo confesó que llevaba diez series, el equivalente a 100 décimos. Crespo se revolvió y achacó esa afirmación a una venganza personal porque no le había promocionado para estar en la Diputación. A preguntas del fiscal, admitió que pese al premio para su familia (20 millones) no se reunieron para celebrarlo. Vi a mi madre y le dije que se cuidara. «Tenía una comida con los concejales», se justificó.
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