

Secciones
Servicios
Destacamos
A. RALLO
Miércoles, 10 de mayo 2017, 00:35
valencia. La declaración del informático de Emarsa, Sebastián García, conocido como 'Chanín', mostró la peor cara de Esteban Cuesta. El exgerente de la depuradora es un especialista en ofrecer un relato dulce de la trama de saqueo en el que más veces parece situarse como víctima que como participante. En los últimos tiempos, ha reforzado todavía más ese discurso. Cuesta es incluso, por qué no decirlo, un tipo con cierta simpatía. Capaz de que alguien que pase una mañana con él se marche a casa dudando de cómo pudo meterse en semejante lío.
Ahora bien, para quienes trataron de cerca con él, el retrato robot queda claramente desfigurado. Tres perlas de la declaración de Chanín muestran la dimensión de la trama de saqueo que se asentó en las entrañas de la planta que abastece Valencia. Una: «En total, le he dado 1,8 millones», admitió el informático en un intento por resumir el fraude. No es que la cifra causara ningún espanto en la Sala. El asunto trata del desvió de más de 20 millones. Segunda píldora de la declaración de Chanín: «Facturar y repartir» era el lema que guiaba la actuación del acusado desde su alianza con Cuesta. Concrete, por favor, le pidieron desde la bancada de las acusaciones. «Sí, creamos las empresas para facturar». Era el vehículo con el que tratar de camuflar el cobro de comisiones porque toda esa facturación, la inmensa mayoría, era falsa. «Por eso, por ejemplo, ponía que habían comprado 500 teclados cuando sólo había 100 personas», justificó el informático.«Yo a Cuesta le daba el 60 por ciento de todo lo que facturaba».
Sin embargo, la codicia o como dijo el propio Chanín la «desfachatez» se disparó en los beneficiarios. Así llegó el tercer mensaje del informático: «Me decían: 'Hazme la reforma en casa, tráeme una televisión; cómprame móviles». Y en este capítulo de favores a domicilio incluyó también a Enrique Arnal, el que fuera director financiero de la depuradora y que también se sienta en el banquillo de los acusados. Hizo trabajos incluso para una empresa de su hermana.
Los chanchullos en Emarsa no arrancan con la llegada de Cuesta. Era de mucho antes, de la etapa de José Bresó, tal y como reconoció ayer Chanín. Esteban Cuesta, enfermero de profesión, fue propuesto por Enrique Crespo, ex alcalde de Manises y vicepresidente de la Diputación de Valencia. A este le situó como «organizador» del fraude, aunque con quien trataba directamente era con el gerente. Con la llegada de Esteban Cuesta se introduce un peaje muy particular. «Si quería trabajar en la planta tenía que dar tres tarjetas regalo de 3.500 euros». Era otra de las comisiones que se imponían en la planta por convertirse en proveedor de la depuradora. «Si no, te vas a la calle», le amenazaron. A continuación, comienza esa vorágine facturera en la que lo menos importante era el concepto de la factura y lo más, las cifras. «Facturar y repartir», insistió en determinadas ocasiones. Al principio, sólo utilizaba las empresas de informática, pero no tardó en abrir mercantiles dedicadas a la construcción con las que ejercer la misma operativa al ver la sencillez del método.
Del dinero desviado, afirmó que Crespo, Cuesta y los que fueran cargos de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (Epsar), José Juan Morenilla (gerente) e Ignacio Bernácer (jefe de Explotaciones), «se repartían alrededor de 180.000 euros mensuales». Y esto sólo de la trama de las obras. Todavía no se abordado el desvío de fondos a través de la facturación del tratamiento de lodos, el verdadero botín de la trama.
El informático trató ayer de defender que el sueldo que cobraba por el mantenimiento de los equipos informáticos y la reparación de cualquier incidencia, cerca de 6.000 euros, sí era real, es decir, que respondía al pago de un trabajo realizado. Cuesta, aparte le exprimía con nuevos encargos. Al margen de las cantidades anteriores, debía pasarle 4.000 euros todos los meses. Luego, de esa cantidad, 1.000 se los tenía que ingresar en una cuenta corriente. Al parecer, también le pagaba una plaza de garaje.
No entraron las acusaciones, al menos durante la jornada de ayer, en el espinoso asunto de los viajes de directivos de Emarsa a Rumanía. Sobre el papel, se planeaba la construcción de más instalaciones en el país, aunque no parece ni siquiera claro que desde Emarsa pudieran ejecutar semejante proyecto. «A mí me pagaron el viaje para que les diera apoyo informático, pero terminaron siendo viajes de placer». Se ignora si fue allí o en España donde Esteban Cuesta conoció a unas mujeres que dijo que eran traductoras rumanas, pero que, en realidad, eran chicas de compañía. Sólo así se explican los gastos en fines de semana en hoteles de lujo de Alicante.
El administrador de Viajes Benimàmet, Vicente Andrés Tomás Benlloch, explicó que Cuesta y Crespo le encargaron varios viajes a Rumanía, y que cree que eran para instalar allí una depuradora similar a la de Pinedo. Sin embargo, durante la declaración de ayer en la que admitió su culpabilidad, confesó que recibió indicaciones para modificar las facturas, ya que en las originales se detallaba el nombre de todos los que viajaban, estancias y demás, y en las modificadas únicamente cuestiones genéricas.
Sebastián García y Esteban Cuesta mantenían una buena amistad. De hecho, una de las testigos que declaró durante la causa afirmó que uno de los «ocios» que compartían ambos era el de salir con mujeres. Aclaró que se trataba de prostitutas. Chanín ha sido uno de los acusados que, desde casi el inicio de la causa, más ha colaborado con los investigadores. De hecho, la declaración de ayer en la que reconoce su participación en la trama e implica a los principales acusados en la red de saqueo, le permitirá obtener una rebaja en la petición de pena de las acusaciones, aunque se desconoce hasta qué punto se verá beneficiado.
Cuestiones previas
El juicio arrancó con el traslado de la resolución de las cuestiones previas. Las conclusiones más importantes son que la Audiencia decidió mantener en el procedimiento a la acusación particular de la Emshi y también a la popular, ejercida en este caso por el PSPV. Respecto a la Emshi considera que está plenamente legitimada, reúne todos los requisitos y nadie hasta le fecha había puesto en duda su participación en la causa. La Entidad Metropolitana de Recursos Hidráulicos ejercía el saneamiento de aguas de varios municipios con intereses comunes. Numerosos ayuntamientos forman parte del organismo, que ejerce a través de Emarsa la gestión de la planta de Pinedo. La Audiencia tampoco ve motivo para expulsar al PSPV y recuerda el importante papel de las acusaciones populares en los asuntos de corrupción.
Las defensas, en concreto las de Cuesta y Roca Samper, también plantearon las testificales de Mariano Rajoy, Alfonso Rus e incluso el presidente de Aguas de Valencia. La Sala ha tumbado estas pretensiones porque no explicaron el motivo de esa comparecencia ni sobre qué asunto se les iba a interrogar. Respecto a las testificales se llega a hablar de la «palmaria impertinencia e inutilidad». De igual modo, rechaza la entrega del programa de La Sexta en el que volvió a hablar de la trama de corrupción.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La explicación al estruendo que sobresaltó a Valladolid en la noche del lunes
El Norte de Castilla
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.