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F. RICÓS
Viernes, 8 de junio 2018, 00:20
Ana Barceló es la elegida. La diputada alicantina tapará el hueco dejado por Carmen Montón en la Conselleria de Sanidad después de que acudiera a la llamada que le hizo el martes Pedro Sánchez y abandonara el Gobierno autonómico valenciano.
La decisión de cubrir el puesto es exclusiva del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Y más aún cuando la Conselleria de Sanidad quedó en manos del PSPV en el reparto de tareas de gobierno alcanzado en junio de 2015 entre socialistas y Compromís. Pero Puig afirmó el miércoles desde el Salón Internacional de la Logística y Manutención de Barcelona que hablaría de este asunto con su vicepresidenta, Mónica Oltra. Lo hicieron ayer por la mañana. Hablaron por teléfono pero, según fuentes cercanas a la vicepresidenta, Puig todavía no le ofreció ningún nombre.
Desde el entorno de Oltra se indicó que el presidente quedó en comunicarle por la tarde el nombre. La vicepresidenta estuvo de visita en Moixent y en la Font de la Figuera y se quedó esperando que el jefe del Consell la llamara para anunciarle el nombre de la sustituta de Carmen Montón.
Pero la llamada no llegó y la número dos del Consell se enteró de la designación de Ana Barceló como consellera de Sanidad por la prensa, algo que, precisamente, no gustó a la socia de Ximo Puig.
En principio, Oltra no se creía lo que le estaba sucediendo. Se acababa de enterar del nombramiento de Barceló y Ximo Puig no se lo había comunicado antes de que se le facilitase a la prensa.
Hubo enfado, aunque su primera reacción, según fuentes oficiales, fue la de «incredulidad». Después llegó la «decepción». Las mismas fuentes manifestaron que la vicepresidenta se sintió «perpleja y decepcionada».
Oltra se quedó esperando la llamada que Puig se comprometió a hacerle, según su versión, para decirle el nombre de la sustituta de Carmen Montón al frente de Sanidad. La vicepresidenta, según ha podido saber este periódico, evitó, al menos en un primer momento, descolgar su teléfono y marcar el número del presidente para pedirle explicaciones de por qué la noticia la habían facilitado a los medios de comunicación antes de que se la contaran a ella.
Las mismas fuentes quisieron dejar claro que la vicepresidenta no estaba enfadada ni decepcionada por el nombramiento de Ana Barceló, que no lo ve mal, sino porque el presidente de la Generalitat había quedado con ella en llamarla y comunicarle el nombre de la nueva inquilina de la Conselleria de Sanidad y se enteró por la prensa.
«Incredulidad», «perplejidad» y «decepción» son las tres palabras que parecen haber abierto una grieta en una relación política, la de Puig y Oltra, que parecía que iba a durar toda la legislatura. El entorno de Oltra considera que Puig no ha cumplido su compromiso.
Hoy se verán todos las caras en el pleno del Consell. La nueva consellera tiene previsto tomar posesión hoy a las 8.30 horas.
Con el nombramiento de Ana Barceló, Ximo Puig pretende reconciliarse con los socialistas alicantinos, que no tenían presencia en la primera línea del Consell desde la época de Joan Lerma. Además, la pérdida de la alcaldía de Alicante había bajado la moral y restado protagonismo y visibilidad a los socialistas alicantinos.
Ana Barceló es una mujer de partido, licenciada en Derecho por la Universitat de València, 59 años, y hasta ayer era portavoz adjunta del grupo socialista en Les Corts. Fue alcaldesa de Sax durante dos periodos (2003-2007 y 2009-2011) y vicepresidenta segunda de Les Corts en la pasada legislatura, cuando denunció casos de corrupción como la Gürtel y la F-1.
Ana Barceló ofrecerá un perfil político a su gestión de la gestión de la Conselleria de Sanidad. El presidente Puig ya dejó claro, después de conocer la marcha de Montón al Gobierno central, que el Consell continuaría siendo paritario. El jefe del Consell se encontró con la disyuntiva de qué tipo de consellera nombrar: si seguir la estela del Gobierno de Pedro Sánchez y dar un golpe de efecto y nombrar a un profesional de relumbrón para la Conselleria de Sanidad, o bien optar por un perfil bajo y designar a alguien que se limitara a hacer bien y discretamente su trabajo sin crear problemas. Y este es por el que se ha decantado.
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