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CARLES GIMENO
Jueves, 6 de noviembre 2014, 23:36
Centenares de personas se unieron ayer por la tarde para dar el último adiós a Francisco Teodoro Calatayud en el sepelio que se celebró en la parroquia de Sant Pere de Tavernes de la Valldigna. El entierro de Paco ha sido uno de los más multitudinarios de la Vall y en él estuvieron presentes amigos, familiares, conocidos y autoridades importantes de la comarca.
Paco Teodoro era una persona muy querida en toda la Valldigna y La Safor. Era radiólogo en el Hospital de Gandia, pero compartía una pasión desmesurada por la fotografía. Su implicación con la Valldigna y la historia de esta llenaba su tiempo libre.
Era habitual ver a Paco Teodoro llevando consigo su cámara. A través de sus diferentes objetivos ha logrado inmortalizar la evolución del patrimonio de la Valldigna y sus eventos más destacados en las últimas décadas. Paco estaba contento, tenía previsto jubilarse el próximo mes y dedicarse, a sus 63 años, a su gran pasión que era la crónica fotográfica y a estar con su familia.
Muerte tranquila
En cada acto de la Valldigna, Paco estaba presente y lograba captar centenares de fotos que pacientemente ordenaba en su casa. Así murió, la tarde del miércoles, sentado ante su ordenador. Estaba rodeado de discos duros con fotografías, que como él decía «tenía que arreglar» para que la gente disfrutara de ellas. Falleció tranquilo pero de forma súbita, conmocionando a toda la sociedad valldigense.
Paco Teodoro colaboraba con publicaciones de la Valldigna, con periódicos provinciales, entre ellos LAS PROVINCIAS, con semanarios religiosos y con todo aquel que le pidiera una fotografía.
De forma desinteresada acudía para hacer su reportaje y compartirlo sin hacer ningún tipo de discriminación. No en balde, Teodoro deja un gran legado formado por decenas de miles de fotografías de calidad que han plasmado nuestra historia más reciente.
Su principal publicación fue Valldigna, imatges del monestir, donde Teodoro aportó la parte visual junto a su amigo, y alcalde de Benifairó, Agustí Pascual, quien se encargó de la redacción. Esta obra, editada por la Mancomunitat de la Valldigna, contiene todo el esplendor de la Valldigna y especialmente la evolución del patrimonio del monasterio de Santa Maria.
Su mujer Lolín, y sus hijos, Carolina y David, eran su gran apoyo. Todos los días acompañaba a su mujer a tomar un café, repasar la prensa y ver si publicaban sus fotografías. Hablaba orgulloso de sus hijos e incluso era habitual ver a David acompañándole con otra cámara en los eventos que Paco quería retratar desde varios ángulos al mismo tiempo.
Asociaciones y personalidades de la Valldigna han destacado de forma unánime la bondad que desprendía Teodoro. Logró ser amigo de todos y se ganó el reconocimiento de todos los sectores de la Valldigna.
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