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Raúl Porcar en la presentación de Olorama en la Filmoteca de Valencia.
¿A qué huele el cine?

¿A qué huele el cine?

Un ingeniero valenciano patenta un dispositivo que emite los aromas de las películas durante su proyección y reproduce un centenar de esencias

Carmen Velasco

Miércoles, 11 de marzo 2015, 11:33

Una noche de hace cuatro años Raúl Porcar, ingeniero informático, estaba viendo El Hormiguero. De uno de los experimentos que realiza Pablo Motos y su equipo en el programa de televisión comenzó a salir una especie de humo sulfuroso. El presentador lamentó que la audiencia no pudiera oler el resultado de la prueba científica. En ese momento, Porcar comenzó a idear un dispositivo que permitiera al espectador oler los aromas que desprende en la pantalla. La idea original surgió de la televisión, pero el ingeniero valenciano enfocó el invento al cine. "En los años 50 se intentó algo parecido, pero se hizo mal", apostilla.

Porcar no ha creado la pólvora, pero sí un artilugio que posibilita que el público huela a explosivo si ante la gran pantalla estalla una bomba. Tampoco ha obrado ningún milagro bíblico para multiplicar los panes y los peces, pero ha confeccionado un aparato que reproduce el aroma a café, miel, mantequilla, vino y chocolate si durante el largometraje se sirven o elaboran estos alimentos. Porcar ha patentado Olorama, un sistema que hace olfativas las películas y que ayer lo presentó en la Filmoteca de Valencia. El pase de El vendedor de humo, de Jaime Maestro, sirvió para que los espectadores olieran a humo, flores y tierra húmeda.

Olorama combina "software, hardware y esencias, es decir, se compone de unos aparatos inalámbricos de pequeño formato que emiten los aromas y se sitúan debajo de la butaca, un programa informático que sincroniza la emisión de los olores con las escenas y las aromatizaciones pulverizadas". Porcar tiene ya 100 olores distintos, pero ampliará el catálogo.

El invento, de momento, no ha despertado el interés de los cines, pero Porcar no tira la toalla. Confía en su dispositivo. Y no es el único. "Hemos vendido dos máquinas a IBM de Estados Unidos. Se han instalado en el superordenador Watson (que se hizo famoso en 2011 tras derrotar a los campeones del popular concurso televisivo Jeopardy). Los ingenieros de Austin están probando en Watson aplicaciones extrasensoriales y han adquirido nuestra tecnología porque es una única en el mundo. Lo están probando y han pedido cuatro máquinas más. Si IBM finalmente incorpora este dispositivo, será un buen respaldo para Olorama", explica Porcar.

El ingeniero valenciano quiere comercializar para el público general su creación a partir de 1.500 euros. "Vamos a montar una tienda en internet. Cambiaremos el diseño de los aparatos para que el cliente saque el artilugio de la caja, lo instale en la pared y acceda on line a la tecnología. Se aportará un catálogo inicial de 15 títulos olfativos (Los juegos del hambre, Alicia en el país de las maravillas, La bella y la bestia, El Hobbit 1 y 2, Chocolate y Maléfica, entre otras) que abarcan hasta 36 aromas, pero también se distribuirán paquetes de películas personalizados", explica.

Es recomendable reproducir "menos de 12 aromas" por filme olfativo. En Avatar, por ejemplo, se transmite hierba recién cortada, tierra húmeda, azahar, humo, miel, rosas coco... Los aromas del cine son infinitos.

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