KATHERINE SWITZER

Qué rayos pasa? ¡Solo quiero correr!», le respondió Katherine Virginia Switzer a Jock Semple, comisario del Maratón de Boston en 1967 que intentaba echar de la prueba a aquella joven estadounidense de 20 años que participaba con el dorsal 261. La presencia de mujeres en competiciones atléticas de larga distancia estaba entonces prohibida porque se consideraba que el esfuerzo ponía «en peligro su salud y su futura maternidad». Kathy había burlado a la organización inscribiéndose como KV Switzer, nombre que no desvelaba su sexo. La intervención del novio de Kathy y de otros corredores impidó que Semple sacara del recorrido a la mujer, que alcanzó la meta en un tiempo de 4 horas y 20 minutos. En 1974 Switzer ganó la prueba femenina del Maratón de Nueva York y, un año después, fue segunda en Boston con un crono de 2h.51'37''. Un tiempazo para una aficionada.

Katherine escribió sus memorias, así como un libro para corredores mayores de 40 años, y organiza por el mundo competiciones para mujeres. Ella fue la primera en participar con dorsal, pero no en hacerlo sin registro. Este honor corresponde a su compatriota Roberta Gibb, que ya en 1966 entró sin número en la meta de Boston. De hecho, Gibb está convencida de que el mismo comisario que en 1967 trató de echar a Switzer la vio a ella un año antes, pero la obvió por no portar dorsal. Gibb lo hizo así durante tres ediciones consecutivas. «He corrido el maratón para cambiar la forma de pensar de la gente. Si las mujeres pueden hacer esto que se creía imposible, ¿qué más podrían hacer? ¿Qué otras cosas imposibles puede hacer cualquiera?», reflexionaba en una entrevista en la revista 'Sports Illustrated'. Sus palabras, y sobre todo sus actos junto a los de Katherine, abrieron la puerta. La presencia femenina, con o sin dorsal, se incrementó y en 1972 se autorizó por fin su participación de forma oficial en estas pruebas. El maratón para mujeres fue olímpico por vez primera en Los Ángeles'84.