La jornada continua en los colegios se estanca por tercer curso consecutivo

La jornada continua en los colegios de Primaria, que permite concentrar las clases en horario matinal, difícilmente se podrá aplicar el curso que viene teniendo en cuenta que la normativa necesaria debería estar lista antes de que comience el periodo de admisión. Y los plazos se agotan, por no decir que son imposibles de cumplir. Si finalmente se pospone, será el tercer ejercicio consecutivo en que se frena la posibilidad de generalizar esta modalidad horaria en la Comunitat, pues llegó a plantearse como una de las novedades del curso 2012-2013.

En el mejor de los casos, la Conselleria de Educación dispone de un mes para aprobar la orden que debe establecer el procedimiento y los requisitos a cumplir para que sea autorizada, pues la presentación de solicitudes en los centros comenzará a principios de abril, en base a las fechas habituales del proceso.

Desde que se comenzó a hablar de la jornada intensiva el compromiso de la administración ha sido regularla antes de que los padres tengan que elegir colegio. La idea es evitar que una familia opte por un centro con jornada partida y que antes del inicio del curso se cambie el horario, algo que incluso podría tener consecuencias legales.

Fuentes del departamento explicaron que el documento normativo no está listo y todavía se tiene que negociar con los sindicatos, además de presentárselo a los padres.

En los últimos años se han planteado diferentes opciones para aplicarla, aunque siempre con puntos comunes: aunque los profesores terminaran de dar clase a las 14 horas el colegio estaría obligado a custodiar a los niños hasta las 17, programando actividades complementarias que deben ser gratuitas, ya sea con el concurso de docentes (que sacrificarían alguna tarde libre) o con la colaboración de entidades culturales, deportivas y ayuntamientos.

Además, se va a exigir el mantenimiento del servicio de comedor. Sobre el papel, la idea es no causar problemas de conciliación, aunque una de las dudas que plantean las asociaciones de padres es, precisamente, que si pierde comensales porque los alumnos son recogidos a última hora de la mañana puede acabar siendo deficitario, lo que supondría su cierre.

Fapa Valencia, la principal federación de Ampas en los centros públicos de la provincia, mantiene una postura «crítica» con la jornada. «Nosotros respetaríamos que se aplicara en un colegio si los padres la quieren de forma mayoritaria, pero consideramos que es una medida que generará diferencias entre familias en función del poder adquisitivo. Algunas podrían pagar actividades extraescolares para ocupar el tiempo de la tarde, pero otras muchas no», explica su presidenta, Eva Grimaltos, que es partidaria de que por lo menos se aplace la implantación durante un curso, de manera que los representantes de las familias puedan tener un papel activo en la elaboración de la normativa.

En teoría los trámites para negociarla no son excesivamente largos, pues legalmente se podrían solventar en algo más de una semana. Pero no se puede olvidar que una vez publicada el centro deberá presentar un proyecto horario, donde aparezcan las actividades complementarias previstas hasta las cinco, además de organizar una encuesta entre todas las familias cuyo resultado será determinante para la autorización. Y todo debería estar listo en un mes.

Para Anpe, el sindicato más insistente con la jornada continua, el problema es que Educación no ha cumplido el compromiso de tener la orden lista antes de que finalizara el pasado año. «Creo que sí que daría tiempo. El documento existe, sólo habría que negociarlo. Y los centros que están interesados ya tienen el proyecto realizado. Sólo faltarían hacer las votaciones», explica su presidente, Laureano Bárcena.

En cuanto a este requisito, hay que recordar que Educación tiene previsto cambiar el procedimiento que se siguió para autorizarla en los centros que actualmente disponen de la modalidad intensiva de forma experimental. En síntesis, se ha buscado que sólo salga adelante con mayoría absoluta. Es decir, se exigirá que participen el 85% de los padres y que los votos favorables superen el 60%. Con anterioridad se pidió que lo hicieran al menos el 51% y que los apoyos sumaran el 85%.