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J. MARTÍNEZ/ J. A. MARRAHÍ
Domingo, 17 de agosto 2014, 23:35
«¡Socorro, socorro, ayuda!». Inmaculada E. gritaba y golpeaba la puerta del ascensor mientras el filo buscaba su cuerpo con insistencia. Se vio completamente acorralada por su agresor, el que un día fue su pareja. Otro hombre incapaz de aceptar una ruptura. Incapaz siquiera de obedecer la orden judicial de alejamiento que le impedía acercarse a la víctima.
Otro caso grave de violencia de género sacudió el sábado por la tarde la localidad valenciana de Puerto de Sagunto. Sucedió sobre las siete de la tarde, en un domicilio de la plaza Reina Fabiola. Según el relato de varios vecinos de la finca, la víctima, una peluquera española de 41 años, fue sorprendida en el rellano de su escalera por el agresor, identificado como A. F. G., de 56 años, también de la misma nacionalidad y vecino de Puerto.
Como relataron los testigos, el maltratador empuñaba un cuchillo de cocina «que daba miedo». «Tenía unos 20 centímetros de largo por 5 de ancho», calcula una de las personas que lo vio. Al parecer, tras una acalorada discusión con gritos que escucharon varios vecinos del sexto piso, el hombre empujó a su excompañera hasta el ascensor y allí la atacó con el cuchillo.
Inmaculada se defendió e imploró que parara, pero sus súplicas desesperadas no tuvieron ningún efecto para el obcecado agresor. El filo se clavó hasta en tres ocasiones en su cuerpo. Acabó con dos heridas en el costado y otra a la altura del cuello, como comprobaron más tarde policías y personal sanitario.
Cuando el ascensor llegó a la planta baja, la víctima desfalleció debilitada por las heridas. Sólo tuvo fuerzas para pedir ayuda. «En ese momento entraban por el patio unos vecinos. El hombre paró y echó a correr en dirección a la calle», indicó otro residente. Avanzó mientras empuñaba el cuchillo ensangrentado por la plaza y giró a la derecha con rumbo a la calle Rey Alfonso XII, donde arrojó el arma.
La mujer quedó tendida al lado del ascensor junto a una esquina del amplio patio de entrada al edificio. En pocos minutos, media docena de vecinos se presentaron en el lugar alertados por las voces. Todos se volcaron en auxiliar a la víctima. «Trajimos paños, toallas y sábanas para taponarle las heridas. Sangraba bastante. Una mujer de la finca que tiene conocimientos de enfermería la tranquilizó y la auxilió» hasta la llegada de los sanitarios de emergencias, como destacó uno de los inquilinos.
Fueron instantes de enorme tensión. «Estábamos muy preocupados. No sólo por la víctima. En ese momento no sabíamos si el tío iba a regresar para terminar lo que había empezado», recordó otra vecina. Pero eso no ocurrió. Quienes sí aparecieron fueron los agentes de la Policía Local y Nacional. También un equipo del SAMU que evacuó a la mujer herida al Hospital de Sagunto. Ayer permanecía ingresada en una habitación de planta y, según una conocida, fuera de peligro.
Inmaculada está separada y es madre de un hijo adolescente fruto de un anterior matrimonio. Hace unos años comenzó una relación sentimental con A. F. G., pero no tardó en descubrir que se había enamorado de un maltratador. «Se oían broncas muy fuertes y luego te la veías magullada a la pobre», describe una vecina próxima a la víctima.
Una reciente ruptura
Hace aproximadamente dos meses, la víctima puso el necesario punto y final a ese trato infernal e indigno. Denunció al hombre e incluso solicitó protección a los juzgados, que apreciaron que estaba en riesgo y dictaron una orden de alejamiento sobre el sospechoso. La prohibición fue inclumplida ayer por A. F. G., dispuesto a impartir su propia ley con un ataque a traición, a golpe de filo y brutalidad.
Inmaculada vive actualmente con su madre y su hijo. Los vecinos no supieron precisar si el menor estaba en la casa en el momento de la agresión. Policías locales de Sagunto, policías nacionales y agentes de la Guardia Civil peinaban ayer el municipio y los pueblos vecinos en busca del sospechoso, un hombre extremadamente violento.
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