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Una densa humareda avanza por las laderas, ayer, en Barraca d'Aigües Vives. :: damián torres
«Ha sido una noche de pesadilla»

«Ha sido una noche de pesadilla»

Vecinos de urbanizaciones de la Barraca d'Aigües Vives se sienten «desolados»

MANUEL GARCÍA

Sábado, 18 de junio 2016, 00:13

«Las horas que estamos pasando no son deseables para nadie». Las palabras de José, un vecino de la Barraca d'Aigües Vives, entidad local menor ubicada entre Alzira y Carcaixent que se vio afectada por las llamas, reflejaban ayer la «pesadilla» que ya se prolongaba durante dos días y que se vivió con muchas horas de incertidumbre debido, fundamentalmente, a las dificultades a la hora de medirse a un enemigo como el fuego unido a un viento que variaba casi cada minuto de dirección y de intensidad.

El hecho de ver cómo las viviendas en las que se habían pasado grandes momentos podían ser pastos de las llamas, de hecho alguna sí se vio afectada, provocó que algunos vecinos fueran reticentes a abandonar las mismas pese a la insistencia en que lo hicieran con urgencia: «Había gente que no quería irse de su casa», afirmó un vecino. La urbanización Santa Marina fue la que inició la noche vaticinando que podría verse afectada en gran medida, aunque el gran trabajo realizado durante la noche hizo que los daños fueran mucho menores de lo que se podía prever.

El fuego afectó a unos cables de la luz e hizo que la zona quedara únicamente iluminada por las llamas, creando un panorama aún más aterrador para vecinos y voluntarios que trabajaban en la extinción.

Los bomberos, mientras tanto, unos de los héroes de la lucha, hablaban de un viento «imposible» de controlar e imprevisible, lo cual dificultaba más su trabajo al haber cambios continuos que hacían que las llamas se desplazaran en un sentido y el opuesto con escasos segundos de diferencia.

En esa jornada de terror, con llamas de varios metros de altura visibles desde kilómetros, también vivieron su particular noche de miedo en el campo de golf la Galiana. Rafael Martínez, su responsable, destacó que la instalación deportiva había actuado como cortafuegos pero que vivieron «con impotencia» unas horas que dejaron convertidos en cenizas todo el perímetro del campo: «Hemos hecho lo que hemos podido, pero el monte estaba muy seco y el fuego iba a gran velocidad», manifestaba en la jornada de ayer, a la vez que pedía mayor ayuda aérea para enfrentarse a un enemigo voraz.

Pero si en la noche del jueves el miedo y la preocupación se centró en la Barraca y en sus urbanizaciones, en la tarde de ayer, los vecinos de las urbanizaciones de San Blas y Tir de Colom, que fueron evacuadas, vivieron las horas de cambio del incendio con incertidumbre: «Nos dicen que es únicamente por precaución al haber sólo una carretera de acceso, pero nunca es agradable irte de tu casa. En algunos casos son segundas residencias, pero en otros es su residencia habitual», manifestó un vecino segundo después de abandonar su chalé.

No faltaron tampoco las opiniones de los políticos. El propio alcalde de Alzira, Diego Gómez, manifestó que la noche había sido «muy larga y complicada, pero gracias a los bomberos no ha habido más desgracias. Cuando se ha hecho de día el panorama era desolador». El primer edil reconoció que, aunque no era el momento de hablar de ello, podría haber habido «errores de coordinación». Gómez, en las reuniones que mantuvo con autoridades como el president de la Generalitat, Ximo Puig, o el presidente de la Diputación, Jorge Rodríguez, les manifestó que se debían superar los debates sobre la cuestión de la prevención de incendios y pidió «más recursos económicos para limpiar las montañas» y hacer que los efectos de incendios como éste pudieran ser menores.

El propio Rodríguez fue un paso más allá al afirmar que «es difícil de creer que estos cuatro incendios en dos días hayan sido fruto de la casualidad», por lo que «una vez consigamos controlar los incendios, valoraremos lo que se ha perdido y buscaremos a los responsables, si los hay». Exigió que la ley «actúe con contundencia contra los que destruyen el patrimonio natural».

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