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B. ORTOLÀ
Martes, 9 de mayo 2017, 00:12
El trágico suceso que acabó con la vida de los dos ciclistas de Xàbia fue ayer el único tema de conversación entre los vecinos del municipio. Consternación, rabia y tristeza eran los sentimientos más repetidos por la mayoría. Todos coincidieron en destacar el dolor de las familias «producido por la imprudencia de una persona que debe pagar por ello».
En la plaza de la Marina Alta, a una calle del negocio que regentaba el ya desaparecido Luis Alberto Contreras, dos vecinas lamentaban lo sucedido y comentaban que la otra víctima, Eduardo Monfort, era una persona muy conocida en la localidad: «Además de ser el hijo del exalcalde, se trataba de una persona muy activa, lo conocían en las comisiones festeras del pueblo por ser deportista y por ayudar en Cruz Roja». En esa misma zona, Contreras contaba con numerosos amigos y conocidos. Una de ellas comentó que van a reunir «algo de dinero para poder ayudar a su esposa». Y es que su mujer «está destrozada. Es un golpe muy duro, perder a tu pareja y tener a tu hijo debatiéndose entre la vida y la muerte en el hospital por culpa de una inconsciente».
Sobre la conductora que arrolló a los ciclistas había unanimidad entre los vecinos: «Debe pagar las consecuencias de sus imprudencias, que recaiga sobre ella todo el peso de la ley».
Otro vecino aficionado a las dos ruedas que tomaba un refresco en una de las cafeterías de la plaza de la Marina Alta recriminó «el pésimo comportamiento de muchos conductores al volante. Saben que la peor parte nos la llevamos los ciclistas y todavía son capaces de recriminar que nosotros somos los culpables», explicó.
Durante la mañana, jóvenes de la Cruz Roja que colaboran en la campaña estival contactaron con las oficinas para preguntar por el suceso y saber la hora del funeral de su compañero Monfort. Según explicó una de las responsables, Maica Aranda, el joven era muy querido por todo el equipo de la Cruz Roja «por su implicación». Miembro activo desde el año 2008, actualmente era el responsable de los puestos de playa. Aranda destacó su predisposición a «colaborar siempre en todo lo que era necesario», como hizo en el incendio del pasado verano y el temporal de principios de este año.
La responsable de Cruz Roja aseguró que muchos todavía están sobrecogidos, en especial, dos compañeros que presenciaron el brutal accidente y «aún sienten la impotencia de no poder hacer nada para intervenir». Según Aranda, uno estaba con otro grupo de ciclistas a pocos metros donde el coche arrolló a Monfort. El otro acababa su turno y volvía a casa. En el camino se topó con el suceso y con Jaime Escortell, el único superviviente. El presidente de Trillebeig, le insistía en que tras el impacto había contado una y otra vez a sus compañeros y le falta uno: Edu, con el que iba hablando sobre la ruta a recorrer la que sería, por desgracia, la última de su vida.
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