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R.C.
Lunes, 8 de febrero 2010, 02:00
El Club Vigo Voleibol es el nuevo campeón de la Copa Príncipe después de derrotar en el Ciutat de Castelló al vigente campeón, el CV Almoradí. Los alicantinos, verdugos de l'Illa-Grau, siempre fueron a remolque y no pudieron sacar rendimiento a una de sus mejores armas, la defensa.
El defensor del título empezó su segunda final consecutiva un tanto frío. Varios errores facilitaron una cómoda ventaja inicial del Vigo (3-8) que a la postre sería definitiva para perder el set pues acabó con esa misma diferencia (20-25). La defensa del Almoradí, con dobles bloqueos continuos de Miralles-Agudo, unida a un rendimiento en ataque creciente sirvió para evitar el despegue definitivo de los gallegos en el momento crítico del set (16-19), pero acabaron llevándoselos.
En la segunda manga el Club Vigo Voleibol llevó la iniciativa en el marcador gracias a los bloqueos de Benassi y nuevos errores de saque de los alicantinos (1-4). Díaz Romeral confirmaba las positivas expectativas para su equipo conforme se acercaba el momento decisivo del set, mientras los alicantinos quemaban otro tiempo con el 14-18 con la esperanza de romper el ritmo rival. Pero fue en vano.
Reacción en el tercero
En el tercer set el conjunto alicantino sí consiguió llevar la iniciativa, gracias en parte a la intensidad de bloqueos como el realizado por Crespo y Mateo, que consiguieron neutralizar los ataques gallegos. Los empates y las alternativas fueron continuos en el marcador, hasta que el Almoradí se aproximó al final en franquicia (20-16). Y es que el Vigo tenía que asumir más riesgos con sus ataques y algunos balones salieron del rectángulo de juego. Miralles firmó el 23-19 que condujo al tiempo de Calafell para intentar remontar, pero la final iba a alargarse gracias al bloqueo de Crespo (1-2 y 25-20).
La igualdad en el cuarto set fue patente hasta el 6-10, cuando varios remates en diagonal de los gallegos -los últimos de Díaz Romeral y Benassi- otorgaron las primeras rentas ante un Almoradí que seguía insistiendo a pesar de la aparente superioridad de su adversario. Benassi, de hecho, actuó como revulsivo para consolidar la ventaja con dos bloqueo consecutivos (10-16). La historia de la final quedó sentenciada con esas jugadas, porque los postreros intentos del conjunto alicantino por remontar fueron en vano.
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