Cevisama abre convencida de que éste es el último año de la crisis

Cevisama abrió ayer sus puertas con brotes verdes. El certamen no rezuma bonanza pero quiere convencerse de que el bombardeo de desgracias económicas ha tocado ya su punto final. Hay un 10% menos de expositores y la feria comenzó sin atascos (poca gente). El contrapunto llega en materia de I+D+i al ser la edición de este año la que más innovaciones (130) presenta.

Los empresarios de la cerámica en España (que en la práctica totalidad se concentran en Castellón) entienden esta mezcla de factores como el momento en el que va cambiar el ciclo. La ilusión, esperanza o convicción (según el grado de optimismo de cada empresario) de que esta edición de Cevisama será la última de la crisis es el punto de partida con el que empieza el certamen.

Esta argumentación se fundamenta en el propio funcionamiento de una feria. Los contactos logrados en Cevisama (febrero) se convertirán (o no) en negocio después del verano. Joaquín Piñón, presidente de Ascer (patronal de la Cerámica), aseguró ayer que el horizonte es la estabilidad. Ahora el negocio no crece pero la expectativa de que lo hará aumenta día a día. «No habrá pérdida neta de empleo», aseguró Piñón y aunque «no se volverá a los niveles de 2007» el reajuste ya se ha realizado y Ascer espera unas ventas estables gracias a la recuperación económica fuera de las fronteras de España.

Los expedientes de regulación temporal de empleo han sido una buena medida, según Ascer, para hacer frente a la caída de la producción aunque se ha reducido en un 25% el personal que emplea el sector de la cerámica. Los datos provisionales de la patronal, a falta del mes de diciembre, indican que la facturación de las empresas azulejeras en 2009 cayó un 29% debido a la bajada del 36% de las ventas nacionales y del 25% de las exportaciones.

Crisol de culturas

«Sólo el 35% de las ventas son nacionales y en cuanto Alemania y Francia empiecen a recuperarse se reactivará el sector», aseguró ayer Piñón. La convicción de que este año llegará el fin de la caída libre de las ventas de azulejos se fundamenta en los clientes europeos. Cevisama habla mucho alemán y francés aunque desde la organización se asegura que el mayor número de compradores profesionales llegan desde Italia. En los pasillos es habitual ver árabes, chinos, japoneses que se entremezclan entre rusos y compradores procedentes del Magreb.

Esta mezcla de vestuarios dispares y lenguas ayuda también a pensar en el optimismo. Armando Ibáñez, presidente de Cevisama, asegura que ve el certamen «animado». A pocos minutos de la inauguración (tres horas después de abrir las puertas Feria Valencia), Ibáñez ya sostenía que «en asistencia se ha superado las previsiones». El sector quiere ver la feria en positivo. «Hay mucho árabe. Todo esta muy animado».

Fuera de los representantes oficiales, los expositores muestran cautela. Los primeros días de un certamen no suelen tener negocio y los paseos para conocer y comparar son necesarios antes de sentarse a negociar y realizar un pedido. Este año la apuesta está clara. La cerámica no se puede quedar en la cocina y el baño. Ya en ediciones anteriores había ganado espacio en exteriores de edificios y obra pública.

La diversificación de producto y la intención de ampliar los mercados internacionales es una lección que ya no se explica en Cevisama. Todos los expositores hablan de nuevos líneas de negocio, de avances patentados, de investigación y desarrollo. Lo que esperan ahora es que los brotes verdes y la perspectiva de estabilidad se materialicen en firmas en las hojas de pedido que permitan volver a calentar los hornos.