Los riuraus están en ruinas pese a ser el único vestigio del comercio de la pasa en el XIX
Los expertos exigen su conservación y puesta en valor porque forman parte del patrimonio cultural, económico y social de la Safor
ZOA SANZ
Martes, 16 de febrero 2010, 01:55
«La molinera d'Oliva demana aigua al Senyor; i ara diuen els pansers: sol i aire, aigua no!». Este refrán refleja que los riuraus fueron durante el siglo XIX y principios del XX muy importantes para el desarrollo de la economía de la Safor, al igual que ocurría en la Marina Alta y la Vall d'Albaida. Antes de la comercialización de la naranja, estas construcciones relacionadas con el cultivo de la viña y su transformación en la pasa enriquecieron a numerosos jornaleros.
En la actualidad hay una veintena de riuraus en la Safor, la mitad de los cuales está en pie y en estado de poder ser puestos en valor. Están en Ròtova, Alfauir, Ador, Xeresa, Castellonet o Barx. La mayoría está en estado ruinoso. Y todos salvo el de Ròtova, rehabilitado y reconvertido en el Centro de Interpretación de la Cultura de la Pasa, son privados.
Los expertos reclaman la restauración y la conservación de todos ellos al ser el único vestigio del comercio de la pasa en el XIX. El secretario del Consell Valencià de Cultura (CVC), Jesús Huguet, manifestó que los riuraus son relevantes desde el punto de vista patrimonial y desde la historia económica y social del territorio valenciano. «Es imprescindible su recuperación», aseveró Huguet.
El historiador gandiense Carlos Fuster ha recibido una beca de 600 euros del Centre d'Estudis i Investigacions Culturals (CEIC) Alfons el Vell para investigar sobre ellos. Fuster ya obtuvo una ayuda económica de l'Associació de Riuraus Vius de Dénia para catalogar estos ejemplos de producción de la pasa.
Los riuraus son edificios de planta baja con una cubierta de teja y cañizo. Tienen arcos a uno o más lados que permiten la ventilación. En ellos se refugiaban los cañizos de las pasas puestas a secar. Con el tiempo, buena parte de los riuraus se reutilizaron como viviendas, por lo que se tapiaron algunos arcos.
En la Safor, según explicó Fuster, los Trénor plantarían en la década de 1830 cepas de moscatel en las inmediaciones del convento de Sant Jeroni de Cotalba. Gran parte de la fortuna de esta noble familia valenciana de origen irlandés se gestó en la elaboración de pasas y su comercialización hacia los mercados anglosajones.
A partir de entonces, la pasa cambiaría el paisaje, roturándose tierras con el fin de aprovechar los altos beneficios obtenidos de este fruto, en aquella época, «dorado». En 1835, dos familias procedentes de Xaló, los Mestre y los Ferrer, compraron unos terrenos en Barx. Allí construyeron el riu rau del tío Forner y el de Emiliet la Manye o l'Americà. En estas tierras se irían alzando hasta 40 riuraus.
'Plumcake' con pasas locales
Aunque la producción de pasa en la Safor se remonta a muchos siglos atrás, no es hasta principios del siglo XIX, cuando los comerciantes extranjeros asentados en Dénia incentivaron la producción de esta pasa lejiada que empezaron a exportar de forma masiva hacia Inglaterra y América.
Los productores de pasas no sólo se lanzaron a la conquista del mercado internacional desde el puerto de la Marina, sino también desde el de Gandia y desde Pau Pi de Oliva, como indicó Huguet.
Los promotores del puerto de Gandia, según añadió Fuster, esgrimiron como uno de los argumentos para su construcción que gracias a él se podría exportar directamente la pasa de La Safor y la Vall d'Albaida sin tener que depender de Dénia.
Las 'valencia raisins' llenarían las mesas europeas por su gran valor nutritivo en forma de 'pudding' y 'plumcake'. Sin embargo, a partir de la masiva exportación de pasas de Corinto y de la India, se perdió el monopolio de las pasas valencianas en el 'plumcake', relató Jesús Huguet. Así pues, durante el siglo XIX, el racimo para la pasa ocupará el principal lugar del cultivo con vocación comercial. Anteriormente, ya lo hicieron la morera por el gusano de seda o la 'canyamel'. De hecho, llegó a convertirse en algunas zonas como el Vall del Vernissa casi en monocultivo. En el caso del riu rau de la Servana de Xeresa, este no es sino una fase más en la evolución de esta casa de origen islámico y que forma parte de un importante yacimiento de la localidad.La influencia de estas edificaciones en los chalés de la Safor y la Marina ha sido evidente. A finales del siglo XX estas viviendas residenciales se construían a imagen y semejanza de los antiguos rius raus, con los arcos como elemento arquitectónico predominante.
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