Borrar
Urgente Los héroes de Corberán: El Valencia tumba al Real Madrid en el Bernabéu
El arte cartujano enmudece el San Pío V
Culturas

El arte cartujano enmudece el San Pío V

La muestra, que recoge piezas de cinco monasterios de la Comunitat, reúne lienzos de Zurbarán, Juan de Juanes, Ribalta y Espinosa Una exposición reúne por primera vez en España las obras religiosas de las principales abadías

C. VELASCO

Jueves, 4 de marzo 2010, 14:00

Shhhh. Silencio. El Museo de Bellas Artes de Valencia ha robado el alma a las cartujas. Pero la pinacoteca ofrece al visitante la licencia para susurrar cualquier tipo de exclamación ante la belleza sacra de las obras de Zurbarán, Ribalta o Juan de Juanes.

Shhhh. Los tiempos modernos no acostumbran a construir islas del silencio, como sí sucedía desde el siglo XI en toda Europa. Las ciudades han retirado de su mapa urbano los remansos de paz. No existen, salvo contadas ocasiones como la muestra del San Pío V.

Retiro, pobreza, oración y silencio. Estos son los principios esenciales de la vida en las cartujas. Estos monasterios de clausura vinieron a la Comunitat, como otras tantas cosas, de la mano de Jaime I y su recristianización de los territorios valencianos.

A partir de 1272 comenzó la construcción de cinco cartujas: Porta Coeli, Valldecrist, La Anunciata, Ara Christi y Via Coeli. Hoy quedan en pie dos de ellas y sólo en la primera, situada en plena Sierra Calderona, se mantiene intacta la vida cartujana. El resto de edificios sacros sufrieron el expolio, la desamortización, la destrucción y la ruina.

Su huella, en forma de arte religioso y arquitectura, se recupera con la exposición 'Memoria y arte del espíritu cartujano. Las cartujas valencianas', que ayer se inauguró en el Museo de Bellas Artes de Valencia.

La muestra, que se expondrá en Castellón este verano, se confirma como «un merecido homenaje» a la herencia cartujana, en palabras del secretario autonómico de Cultura, Rafael Miró. Los comisarios del proyecto, Víctor Mínguez y Vicent Zuriaga, defendieron que la exposición del San Pío V es «la primera en España» en recoger las piezas artísticas, principalmente lienzos, de la memoria y espíritu de las abadías.

Cesión del Museo del Prado

El valor de las 60 obras sacras, al margen de las fotografías de José Manuel Guerrero que captan «el silencio y el alma» de este tipo de monasterios y radiografían la arquitectura de las cartujas valencianas, radica en su unión. Nunca antes se habían agrupado bajo un mismo proyecto cuadros procedentes de monasterios de Inglaterra o Francia, como un óleo de Grenoble, «que nunca antes había abandonado la abadía gala», según Zuriaga. Esta pieza muestra «una panorámica magnífica de la cartuja de Valldecrist». De Monteul-Parkminister del Reino Unido, proceden unos grabados que reflejan cómo eran Porta Coeli, Ara Christi y Valldecrist

De un museo de Cádiz llega 'San Hugo en el refectorio de los cartujos', de Zurbarán. Esta «obra estrella», según los comisarios, abandona su casa gaditana por primera vez y 'ex profeso' para esta exposición.

Seis autonomías españolas han contribuido a nutrir la muestra 'Memoria y arte del espíritu cartujano. Las cartujas valencianas': Madrid, Aragón, Andalucía, Islas Baleares, Cataluña y Castilla La Mancha. Monasterios, como la abadía de Miraflores o de Granada, y museos, como el Bellas Artes de Sevilla o el de Castellón, han cedido sus obras al San Pío V. De hecho, el Museo del Prado ha prestado tres piezas, como un lienzo de Camarón o las pinturas de Vicente Cartucho.

Los comisarios destacaron que las principales obras «son de artistas valencianos» que ya nutren los fondos del San Pío V, como Juan de Juanes, Jerómino Jacinto de Espinosa o «los dos Ribalta», en referencia a Francisco y Juan (padre e hijo), que murieron en la ciudad del Turia. Esta es «una magnífica nómina de artistas», según Mínguez.

La muestra se completa con 21 instantáneas en blanco y negro que acercan la arquitectura de Porta Coeli y Aracristi. «Fotografiar es urgar, descubrir e investigar el alma del retratado. En este caso, no era un personaje, sino el silencio comi idea que envuelve a la cartuja», explicó Guerrero, que irrumpió la vida de la abadía de Serra, «un mundo místico e hipnótico». Nada que ver con la cartuja de El Puig, «donde la esencia monacal ya no existe».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias El arte cartujano enmudece el San Pío V