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:: J. FERRERO
Sociedad dormida. Sociedad corrompida
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Sociedad dormida. Sociedad corrompida

Los miembros del Club Vitelli, un colectivo formado por una docena de profesionales y políticos, reflexionan sobre los vicios y males de la sociedad española para erradicarlos

CLUB DE TERTULIA VITELLI

Lunes, 12 de abril 2010, 03:55

Se imaginan una sociedad en la que se pudiera conversar? Incluso discrepando ¿Se lo imaginan? Qué atrocidad pensar que vivimos en un país en el que uno no puede dejar constancia de su militancia política. O de sus ideas sobre cómo deberían repartirse los ingresos del Estado (el Estado no es el Gobierno, ni el Gobierno es el Estado) sin que sea tachado de conservador, progresista o comunista.

¿En qué clase de civilización no tiene cabida la discrepancia con el debido respeto? ¿En qué tipo de democracia no se pueden llegar a acuerdos, por muy distintas que sean las ideologías de unos y otros, por el bien común? ¿Cómo es posible que vivamos inmersos en un sistema en el que todo se politiza?

Pues eso es, a grosso modo, España. Un Estado encorsetado en viejas rencillas, enrocado en el fracaso escolar. Un país trufado de pillería, repleto de egoísmos, donde todo vale, donde todo nos debe salir gratis.

Quejas seguramente ciertas, tanto que en ocasiones suelen ser reflejo de lo que somos. Pero eso no lo decimos. Ni por asomo. Porque en innumerables ocasiones tenemos lo que nos merecemos. O lo que permitimos. Seguramente más lo segundo que lo primero.

Urge cambiar España y su sociedad. Y no nos referimos a un cambio constitucional, de sistema político o electoral, que probablemente también. No sólo.

Decimos que es importantísimo modificar y retomar unos valores perdidos, modificados o demagógicamente utilizados por algunos. Ba-lon-ces-to acuñó el que fuera seleccionador del citado deporte, Pepu Hernández. Va-lo-res, acuñamos nosotros.

Es perentorio actuar sobre los males que acechan a nuestra sociedad. Política, jurídica, civil, medioambiental y culturalmente hablando. También ahondar en un pilar básico de nuestro futuro, la solidaridad.

Lo debemos hacer aportando, enriqueciéndonos con las ideas ajenas, y por qué no, discrepando. Porque conversar y discrepar debe ser, además, sinónimo de respetar.

El respeto, otro pilar fundamental y una cualidad tan olvidada y menospreciada que a algunos les produce urticaria. Un respeto que llevamos hasta el límite los firmantes de este artículo.

Personas que son profesionales del Derecho, del mundo universitario, de los medios de comunicación, o que se dedican a la solidaridad, el medio ambiente, la cultura y a la política.

Con estos principios nace el Club de tertulia Vitelli. Con buenas intenciones, con mejores deseos, con ganas de trabajar al respecto. Sí. trabajar. Concepto minusvalorado, estigmatizado y maltratado por los que no nos quieren formar, por aquellos que no quieren que pensemos para que todo siga igual.

Hablemos. Trabajemos. Dicen que la verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo. Y ahora nos dominan. Despertemos.

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