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Valencia-Bc

Dos ciudades, un sentimiento

Miles de aficionados vibran con el triunfo del equipo en el Fernando Buesa Arena y en la Fonteta Vitoria y Valencia sufren, cantan, gritan y festejan la Eurocup conquistada por el Power

JAVIER ABIÉTAR ZAHONERO

Lunes, 19 de abril 2010, 04:21

Dos ciudades, Vitoria y Valencia, separadas por cientos de kilómetros, unidas por un sentimiento. Las dos se tiñeron de taronja. El sonido del Fernando Buesa Arena llega a la Fonteta, y la afición de los dos pabellones canta a la vez. Inenarrable. Nielsen recibe el MVP y miles de personas, a pocos metros y en su ciudad de adopción, gritan al unísono. El australiano y Víctor Claver levantan la copa y la Fuente de San Luis se cae.

Los jugadores lo celebran en la pista, con camisetas dedicadas a Juan Roig, que poco después recibe el trofeo. Aplauden y Valencia les responde. La consecución del título es una alegría tan grande que, casi por primera vez desde que está en la capital del Turia, Nando de Colo sonríe sin tapujos. El francés está contento. Como todo un club, una ciudad y una afición que lo celebra. El equipo es campeón, Simeón corta la red y la Fonteta le corea.

Las celebraciones abandonan el vetusto pabellón. Los más jóvenes se marchan a festejar el título, pero tampoco demasiado porque hoy es un día laborable. Unos pocos, los menos, se marchan a la plaza del Ayuntamiento.

Los que más se dedican a dar vueltas por la ciudad con sus vehículos. Hacen sonar los cláxones y a Valencia le cuesta dormir, es una noche para sonreír y soñar.

Pero la fiesta empezó mucho antes en Valencia. Media hora antes de la apertura de puertas de la Fuente de San Luis ya había colas a las puertas del pabellón. Grupos de gente que luego fueron poblando las gradas y tiñendo del habitual taronja los asientos, como si el Power jugara en casa. Las primeras imágenes del equipo y afición en Vitoria traen el primer aplauso de los muchos que hubo durante la tarde.

Falta media hora para el inicio del encuentro y parte de las luces se apagan. Los que ya están dentro se preparan para sufrir con su equipo, mientras las gradas siguen llenándose cada vez más. Un goteo incesante de gente que obliga a colocar una segunda pantalla gigante sobre la cancha. Y es que son 4.000 los aficionados que están en el pabellón. Gritan, celebran cada canasta, protestan las decisiones arbitrales y, sobre todo, animan.

Dejándose la voz, repiten una y otra vez el tradicional 'A por ellos', y no paran de aplaudir. El partido empieza tenso, el marcador es bajo y son pocas las canastas. Además, la voz de la radio llega antes que la imagen de Eurosport. Todos saben que va a pasar antes de que suceda. Y claro, silban. Tras unos minutos el sonido desaparece, sólo la visión directa del partido. Las cosas no cambian, hay igualdad. Pero el Power se va arriba tras los diez primeros minutos y todos están contentos. El inicio del segundo periodo es mucho mejor. Kelati anota de tres, el Valencia Basket se marcha de nueve y el público se levanta de sus asientos.

Descanso para todos

Valencia Basket se va de 13 y las gradas de la Fonteta se vienen arriba. Con un punto más de ventaja se llega al descanso. Los jugadores en Vitoria se van al vestuario, la afición en Valencia hace lo mismo, pero para reponer fuerzas. El esfuerzo de la primera parte ha sido grande y hay que recuperar energías. Bocadillos y empanadillas para comer y refrescos para beber, todo acompañado de unas palomitas o de pipas. Tiempo de asueto para todos.

Vuelven los jugadores, y con ellos la Fonteta. Quedan 20 minutos para la gloria, para tocar el cielo con las manos. El equipo mantiene la renta sin problemas, incluso la amplía mínimamente.

En este punto la afición ya aplaude todo. Acaba el tercer cuarto y la final parece decidida, efectivamente lo estaba. La afición lo sabe y canta: "Este partido, lo vamos a ganar". El pabellón es una fiesta.

Faltan seis minutos y ya no puede esperar más. El 'campeones, campeones' hace temblar los cimientos del viejo recinto valenciano, que literalmente se viene abajo.

Los aficionados se crecen, corean con olés los pases del Power y ya no hay quien les pare, el Valencia Basket es el campeón de la Eurocup. Hasta los jugadores lo celebran ya en Vitoria. Saltan, se abrazan y agitan las toallas en el banquillo del Buesa Arena. A varios kilómetros, en Valencia, la Fonteta bota sin parar al grito de 'campeones'. El sueño de toda una ciudad se había cumplido. Toca celebrarlo.

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