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El nuevo director del MuVIM, Javier Varela. :: IRENE MARSILLA
Culturas

Javier Varela toma posesión del MuVIM, un museo que considera «un cadáver exquisito»

El alcalde de Torrebaja y profesor de la UNED sustituye a Román de la Calle, que dimitió tras la censura de varias fotografías

PPLL

Miércoles, 26 de mayo 2010, 11:49

De Diderot a Oscar Wilde pasando por Ortega y Gasset y Unamuno. Javier Varela recurrió a plumas ilustres para presentarse en su nuevo cargo, al frente del MuVIM, dos meses y medio después de que el anterior director, Román de la Calle, dimitiese tras ser obligado a retirar varias fotografías con signo político de la exposición 'Fragments d'actualidad'. Ocupar el puesto de alguien que salió de ese modo no ha sido fácil. De hecho, en las últimas semanas varios nombres han sido barajados, pero ninguno ha podido concretarse.

Hasta ayer, día en el que Javier Varela cogía el timón del Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad para darle un giro a estribor. Doctor en Ciencias Políticas y Sociología en la UNED y alcalde del PP en Torrebaja desde 2003, como nuevo capitán del barco dejó claro desde el principio que la singladura de este navío va a cambiar.

«Un museo es un lugar de la ciudad de Alejandría, donde se mantenía, a expensas del público, a un determinado número de gentes de letras distinguidas por su mérito... El nombre de las musas, diosas y protectoras de las bellas artes fue incontestablemente el origen del nombre del museo». Partiendo de la definición de Diderot en la Enciclopedia explicó lo que para él no había sido hasta ahora el edificio de la calle Guillem de Castro, a pesar de los premios que ha recibido.

«El MuVIM no se ajusta a esta definición. Encierra cosas relacionadas con las musas, pero no con el mismo esplendor que otros museos como el San Pío V o el IVAM. No es un museo de historia, aunque en ocasiones haya cultivado este ramo del pasado. En la serie de exposiciones que han formado antología en Valencia, en las que se forman grandes colas -la de Braque en el IVAM, la de Sorolla en Bancaja-, el MuVIM ha contribuido en escasa medida», explicó el director, poniendo en entredicho la labor realizada en este centro en los últimos años.

«La personalidad de este museo está desdibujada, no sabemos muy bien para qué sirve y qué es, por usar la metáfora surrealista, uno de tantos cadáveres exquisitos que abarrotan las ciudades europeas y americanas», claudicó Varela en forma de sentencia, argumentando que al centro le falta identidad.

Y utilizando la técnica de los surrealistas ahora es Varela al que le toca escribir en una hoja de papel, que ha sido debidamente doblada para que no se vea lo que hizo el anterior, y continuar con la composición. Para este nuevo rumbo el alcalde de Torrebaja cuenta con claros objetivos. «El MuVIM debe fomentar la cultura valenciana, la que se hace en Valencia, restaurando la memoria de sus grandes hombres (Cavanilles, Mayans, Blasco Ibáñez, Sempere, Mora Berenguer...)», indicó Varela, que planteó que en un futuro se podrían organizar muestras en torno a la Albufera o las «olvidadas comarcas del interior».

También consideró urgente una exposición que podría titularse 'Valencia al mar', rodeada de discusiones con especialistas y ciudadanos, dentro de un marco que contribuya «al debate público, ilustrando con imágenes y discusiones las grandes opciones de la sociedad valenciana».

Conectar con el arte vivo

Un tercer punto de interés será la idea de conectar con el arte vivo y actual, para lo que se creará una sala específica para artistas contemporáneos (tal y como había adelantado el presidente de la Diputación, Alfonso Rus) y para la que no se descarta adquirir obras, aceptar donaciones o rescatar piezas «olvidadas en algunos almacenes».

Las últimas dos vías por las que discurrirá la hoja de ruta de Varela serán el deseo de tender puentes a la cultura popular (el fútbol, la moda o la canción) y buscar una relación especial con América Latina.

Con este índice de propósitos se dejaba entrever que la línea que el museo ha llevado hasta ahora no encajaba con su discurso. Pero Varela no quiso ser tajante. «He venido varias veces como usuario a este centro. Me han gustado algunas muestras de carteles y la de la Riada», desveló el responsable del centro, que también alabó las labores en torno al cine y a la biblioteca del edificio. «No vengo a hacer tabla rasa con el pasado de esta casa», afirmó. Aunque enseguida advirtió de que no respetará tal cual la programación cerrada por Román de la Calle y que quizá haga cambios a final de este año y en 2011.

Salió al paso como pudo de la temida pregunta que rondaba durante toda la presentación. «¿Qué hubiese hecho usted en el caso de que censurasen parte de una muestra programada en el museo?» «No me gusta hablar de ex futuribles, como dijo Unamuno», zanjó, aunque matizó que una muestra como la de la Unión de Periodistas, en las que aparecían varios dirigentes políticos, «podría tener cabida de otra manera, no me gusta denigrar a los magistrados políticos. Los límites los debe dictar la prudencia. La libertad de expresión no puede ser usada para faltar el respeto».

Varela no se acobardó ayer en un escenario que se planteaba peliagudo por cómo han discurrido los acontecimientos en los últimos meses y dejó patente que no tiene problemas en expresar su opinión, afecte a quien afecte. «El museo Reina Sofía de Madrid pretende replantear el concepto de modernidad, situando su origen en la explotación y el colonialismo que ilustra el viejo centro minero de Potosí, y ese es un enfoque reductor y antihistórico», alegó como ejemplo de lo que no desea hacer. No se amilana y tiene las ideas claras para el futuro. «Hay que implicar a la empresa privada y nos plantearemos constituir un patronato». El MuVIM despliega velas e inicia travesía por mares en los que aún no había navegado.

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