La pintura a los ojos de Ramón Gaya

No hay duda. 'Las Meninas' sólo tienen un padre, Diego Velázquez, pero numerosos padrinos. Son muchos los autores que han mirado a este lienzo con su paleta de colores. Uno de ellos fue Ramón Gaya (Murcia, 1910-Valencia, 2005). 'De las Meninas' es una de las 50 obras que desde ayer se exhiben en la muestra 'Ramón Gaya. Homenaje a la pintura' en el IVAM. El centro de Guillén de Castro se suma con esta exposición a los actos de conmemoración del centenario del nacimiento del autor, que se definía como «el pintor que escribe».

Van Gogh, Turner, Stravinsky, Archena, Vermeer o Rembrandt están presentes en la muestra del IVAM a través de la mirada de Gaya, un creador vinculado a Valencia, donde abrió su estudio en 1974, vivió y murió. Aquí colaboró con la revista valenciana 'Hora de España', junto a Antonio Machado, María Zambrano o Luis Cernuda.

Sus ideas sobre la pintura moderna y las vanguardias junto a su trabajo silencioso y solitario hicieron de él uno de los artistas españoles del siglo XX más inconfundibles y originales. Fue a partir de los años 80 cuando el talento pictórico de Gaya comenzó a ser reconocido. En 2002 recibió el premio Velázquez.

«Sostiene Ramón Gaya que él no es un espectador de la pintura, un contemplador atento sino alguien que lleva la pintura dentro de sí», sostiene el comisario Pascual Masiá en el catálogo de la muestra. «Se acercó a otros pintores para entablar un diálogo que se declina de manera coral, pues sus cuadros son lugares de convivencia en los que están invitados aquellos que advierte más próximos, aquellos con los que puede compartir la intimidad de ese reducido espacio», continuó.

Gaya no marcó fronteras a sus ojos. Se interesó por pintores chinos, japoneses, holandeses, italianos... su observación fue más allá de escuelas o apariencias formales. Esta riqueza de mirada nutre la exposición del IVAM.

El museo que dirige Consuelo Císcar recoge, hasta el 5 de septiembre, las obras pictóricas de los últimos 30 años del autor de 'Velázquez, pájaro solitario'. La acotación temporal recoge la etapa de madurez en la que el estilo de Gaya se iba depurando y se hacía progresivamente más esencial.

Las obras expuestas, procedentes de colecciones particulares, el museo Ramón Gaya de Murcia y el centro municipal de Madrid, resumen la admiración del artista por autores que han pintado capítulos en la historia del arte, como Murillo, Corot y Cezanne.

José Luis García Canido, el director de Proyectos de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, organizadora de la muestra, subrayó ayer en la rueda de prensa el valor de Ramón Gaya como «icono para toda una generación de la lucha por las libertades» y recordó que por ello tuvo que padecer la «condena» del exilio.

El artista murciano , que participó en los años 30 en las Misiones Pedagógicas, se situó al lado de la República tras el estallido de al Guerra Civil, lo que le llevo a instalarse en México con la ascensión de la dictadura franquista. Después de un primer regreso a España en 1960 fue prolongando sus estancias en Barcelona y, posteriormente, en Valencia.

Consuelo Ciscar destacó que la limpieza de las obras de Gaya «nace por un rechazo a lo retórico y a lo expresionista, creando una aparente parquedad en la que hay una creatividad inagotable en la que la pintura aparece siempre ordenada con encuadres y espacios que se imponen a sí mismos con su mera presencia». La directora del IVAM agregó, sobre la posibilidad de que la muestra viaje a otras ciudades, que «no es nada difícil hacer una itinerancia de una exposición de Ramón Gaya». Lo que es más complicado es que las entidades que prestan las obras puedan cederlas todo un año. «Pero cosas más difíciles hemos hecho», aseveró.