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LUCÍA RONDA
Sábado, 19 de junio 2010, 15:28
Los mismos temporales que destrozan las playas arrastran tesoros. Y esto es lo que ha ocurrido en Dénia, donde unos buceadores encontraron hace unos días gracias al azar un vestigio que el servicio de Arqueología Municipal califica de «excepcional».
Sobre el lecho marino del delta fluvial del río Girona, a cuatro metros de profundidad y sin contexto arqueológico, lo que hace pensar que ha sido recientemente arrastrado por las corrientes, se descubrió un lingote de plomo de más de 30 kilos de peso y en perfecto estado de conservación.
Carlos Dosantos López, Agustín Bódalo Rey y David Hermida Rodrigo, fueron rápidos en dar parte al Museo Arqueológico. La explicación de los rasgos de la pieza hizo que los técnicos se desplazaran de inmediato al lugar en una embarcación y procedieran a la documentación y localización exacta de la misma. Y es que, según explico el arqueólogo, Josep Antoni Gisbert, «se trata de una pieza de gran valor para la investigación y requería una intervención inmediata para evitar el expolio».
Gisbert añadió que se ha solicitado ayuda técnica al Centro de Arqueología Subacuática de la Generalitat para, con carácter de urgencia, realizar conjuntamente una prospección en el área del hallazgo, «ante el eventual depósito de alguna otra pieza similar».
El lingote hallado tiene una de las formas características de las massae plumbeae hispánicas y cuadra con el tipo que se usaba en época romana republicana. Además, presenta letras serigrafiadas en ambas caras: las palabras Societate y T. Lucretisil hacen pensar que está vinculado con una sociedad que explotaba las minas de galena y con un personaje T(itus) Lucretius.
Según apuntan desde el área de arqueología, está muy bien documentado que existieron personajes de la gens Lucretia, de origen itálico, oriundos de Campania o el Lacio, y vinculados desde inicios del siglo II a. C. o antes, a la extracción y comercio del plomo.
Por ello, Gisbert apunta que el estudio detallado del lingote de Dénia «ayudará a precisar más la datación de las varias generaciones de la gens Lucretia, que contaron con sociedades privadas para la extracción de plomo y comerciaron con el mismo.
Según se aclara desde el Museo, este es el segundo lingote que se halla en Dénia, ambos parecen procedentes de las minas de Carthago Nova, lo que «abre nuevas y sugerentes líneas de investigación entre dos puertos importantes de la antigüedad clásica: el de Dianium y el de Carthago Nova», el de Dénia y el de Cartagena.
«Dos puertos a los que la arqueología nos ofrece novedosas evidencias de contactos y relaciones comerciales y marítimas en época romana tras atestiguarse en Cartagena la existencia de ánforas de vino procedentes de Dianium», añade Gisbert.
El técnico, no obstante, pide cautela sobre el significado de un lingote plúmbeo aislado y perdido en la costa. «Su testimonio no es necesariamente la evidencia del naufragio de una nave con carga de lingotes de metal y con un destino septentrional a ambos puertos».
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