

Secciones
Servicios
Destacamos
BURGUERA
Lunes, 21 de junio 2010, 02:57
Sea por el boca a boca, por el carisma del protagonista, por sus buenas relaciones con las más altas instancias eclesiásticas o por una conspiración mundial de católicos aficionados al cine, la realidad es que 'La Última Cima' se convirtió en la película más vista (en relación al número de espectadores registrados por cada sala donde se exhibe un filme) durante el fin de semana de su estreno, duplicando las cifras de 'Sexo en Nueva York 2'. Resultado: ese lunes, los exhibidores comenzaron a demandar copias de la cinta dirigida por Juan Manuel Cotelo, donde se cuenta la historia del sacerdote Pablo Domínguez. De verse en cuatro salas de Madrid y Toledo ha saltado a medio centenar de cines españoles.
-Nació en Madrid, estudió en Navarra y vive en Valencia. Es usted muy movido.
-Yo he dado más vueltas que una peonza. He vivido en Sevilla, en Barcelona, en dos ciudades de Estados Unidos y desde hace cinco años en Valencia. Yo me dejo sorprender por la vida en la medida de lo posible. Llegué a Valencia porque tenía una casita en Calpe y siempre que me volvía a Madrid, en la carretera, mi mujer y yo siempre comentábamos lo bien que viviríamos aquí. Y un día se lo comenté a un amigo, quien me dijo que sabía de una oferta de trabajo para trabajar en una productora del CEU San Pablo, en la que estuve cuatro años antes de abrir la productora Infinito + 1, hace un año.
-¿'La Última Cima' es la única película que actualmente habla bien de los curas?
-Sí, la única en el mercado mundial. No hay ninguna, excepto esta.
-¿Y a qué se debe que los sacerdotes salgan tan mal parados?
-Pasa con los curas y con otros colectivos. Yo estoy casado con una mujer rumana que no es puta ni atraca ni es ilegal, por lo que es alguien que no interesa ni tiene presencia en los medios como rumana. A mí me pasaba en Estados Unidos cuando hablaba del País Vasco, y me decían, ah, sí, ahí son terroristas, pero es que el vasco pacífico y normal no sale en la prensa ni en las películas, no es candidato a ser noticiable. El mundo está lleno de gente buena. Nos encanta poner a parir a alguien, y si es cercano mejor, pero también nos gusta mucho estar junto a personas alegres, y el caso del protagonista de 'La Última Cima' es el de una persona alegre y generosa.
-¿Cuál es el motivo del éxito de la película?
-Yo creo que se debe a la personalidad del protagonista. Pablo era divertido, para todos los públicos, y la película intenta ser como él, por lo que el éxito es suyo. La gente, en una primera fase, fue a verla como agradecimiento a esas cosas buenas que los sacerdotes hacen por la gente. Una vez que se ha visto la película, ha quedado un poso.
-¿Cómo es posible pasar de estrenar un documental en cuatro salas a hacerlo en medio centenar?
-Los exhibidores y distribuidores analizan los datos de recaudación. Estrenamos y el lunes siguiente nos empezaron a pedir la película, y tú no tienes que hacer más que mandar copias.
-¿Se ha producido algún tipo de movilización de organizaciones católicas con el fin de aupar la película?
-No, lo que ha ocurrido es el fenómeno de uno más uno, por internet. Hace cuatro semanas no teníamos ni distribuidora y nuestra productora son tres personas, tres. Nuestra publicidad fue una web que nos costó 2.000 euros. Y punto. Vamos a viajar a México y Colombia porque nos la han pedido distribuidores de allí. Un espectador le manda la recomendación a otro, y lo sorprendente no es la cantidad, sino la velocidad.
-¿Cómo surge 'La Última Cima'?
-Sin querer. Me negué a conocer a Pablo por prejuicios, que son los que hacen perderte la salsa de la vida, pero cedí al empeño de un amigo, Antonio, que insistió tanto que finalmente me encontré con un hombre muy simpático y generoso. Pablo se puso a mi servicio literalmente. Grabé una conferencia suya, y 12 días después me enteré de que un montañero había muerto en el Moncayo. Era él. Mi primer plan fue regalar a su familia la conferencia grabada. Entrevisté a una persona con el fin de que presentase aquella cinta y sus palabras me empujaron a entrevistar a más gente que había conocido al sacerdote. Hay que ser muy cerrado para no ver que hay gente buena, ejemplar, que merece la pena que se cuente su historia.
-En la web de su productora se indica que consideran que 'Jesucristo nos ha dado la brújula y el mapa para que el corazón humano avance'. ¿Hay que ser católico para entender 'La Última Cima'?
-Eso hubiera sido un error muy torpe. Pablo era un hombre divertido y, como el Evangelio, para todos los públicos. Hubiera sido torpe hacer una película para católicos, para creyentes. Pero sí es una película, como todas en el fondo, para quien le interese el tema. Es como el fútbol, que es para quien le guste. La película es, por tanto, para quien tenga la curiosidad de saber qué es una vida de fe. Y al que no le interese, viva la libertad.
-Usted ha participado en películas y series, y ha dirigido filmes y documentales, ¿cuál es su visión del sector audiovisual?
-Pues, también, como dicen los futbolistas, a mí me gusta jugar al fútbol, no hablar de fútbol. Me gusta el cine, es mi lugar en el mundo. La mayoría de mis amigos son de esta profesión, y como en la montaña, hay muchos devoradores de belleza, personas que no piensan igual que yo, pero eso es la amistad, gente que se quiere aunque no piensen igual. Ser amigos es una cosa, y ser socios de un club, otra.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.