«Un cubata por una estrella de un Mercedes»

Son casi las tres de la mañana y la mayoría de bares y pubs del Carmen están a punto de cerrar, como manda la ley. Parece que todo ha echado el cierre y que lo único que queda es irse a casa, pero aún hay una vía alternativa para que la noche no se acabe. Casi al final del barrio, pegado al IVAM, en la calle de la Beneficencia hay aparentemente una casa abandonada y posteriormente ocupada, pero lo que realmente se esconde es un bar alternativo. Con una maltrecha fachada decorada con esqueletos y calaveras, a modo de repelente para curiosos .

En la puerta de madera cuelga un cartel en el que se puede leer claramente «tokar al timbre», que realmente significa aporrea la puerta hasta que alguien se digne a levantarse y abrir. Al parecer todo el mundo tiene cabida allí, solo tienes que picar el portón y preguntar si puedes pasar. En el momento en el que abren la casa y cruzas el umbral, lo primero que te viene encima en un olor rancio que impregna cada rincón del local. Lo que encuentras es 'El Antro'», como lo llaman, un lugar donde reina la anarquía. Al entrar hay una especie de barra tras la cual se asientan improvisados camareros que te sirven un bote de cerveza a 1 euro mientras consumen hachís y te cuentan que esa noche es la del mojito, previo pago de dos euros, claro.

Pero no siempre tienes que pagar por lo que consumes, como refleja esa cultura antisistema. «Aquí se premia la delincuencia y la barbarie», si tienes el valor de arrancar el logotipo de la marca de un turismo puedes beber gratis. «Por una estrella de Mercedes un cubata, por una chapa de Rolls Royce un cubalitro», indica un cartel.

Da la impresión de que el techo y las paredes están a punto de venirse a bajo. Tiene una terraza que parece estar continuamente en obras, llena de trastos viejos, carros de supermercado, sillas y mesas oxidadas, donde la gente sale para conversar tranquilamente entre todo ese desastre manifiesto.

Quejas vecinales

Conforme más se adentra la noche más gente comienza a llegar, aunque el ambiente está calmado. Cada vez hay más gente y se consume más bebida, con lo cual, los antisistema no cesan de percibir ganancias por su establecimiento ilegal.

La música ska reina en el recinto donde se mezclan personas de todo tipo, tanto antisistemas con sus perros por todos los lados como gente vestida totalmente convencional que van a tomar algo cuando todo cierra. Nadie se fija en nadie y cada uno va a lo suyo entre el caos dominante de sofás, sabuesos, carteles anarquistas o pintadas en las paredes del local, que cuenta con un pequeño escenario donde se celebran conciertos de música ska. Casi a las cinco de la madrugada cambian el ska -género que deriva de la fusión de la música negra americana de los años 50 con ritmos populares propiamente jamaicanos - por el flamenco, mientras los vecinos de la zona se quejan del ruido.

Precisamente como ayer publicó este diario, los vecinos de las calles Beneficencia y Ripalda llevan seis meses sufriendo las consecuencias de estas fiestas rave. «Nos dicen que denunciemos el caso ante la Generalitat para que esta actúe», afirmó un joven afectado.

Desde la asociación Amics del Carme se mostraron muy críticos con la situación y su portavoz, Toni Cassola, explicó que estos okupas «se han aprovechado de la desidia de Cultura, que sacó con urgencia de sus casas a los vecinos de la calle Beneficencia, los expropió porque querían ampliar el IVAM, y ahora resulta que no arranca el proyecto, y permiten que okupas monten fiestas locas, sin pensar en el perjuicio de los vecinos».

Los residentes invitan a que acuda alguien de Cultura y compruebe cualquier día la situación desde el jueves hasta el mediodía del domingo. Amics del Carme se quejaron de que cada vez que montan una fiesta, acuden más de 200 personas y «no hay quien duerma».