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LAURA BLANCO VILLA
Miércoles, 7 de julio 2010, 11:59
La cerveza más fría del planeta no se encuentra en el Polo Norte ni en la Antártida, sino en Valencia. Una especie de cámara de hielo se ha trasladado a la ciudad para que los más atrevidos vivan una experiencia en la que, desde ayer y hasta el próximo viernes, podrán disfrutar a diez grados bajo cero de una malta bien fría desde las 16 a las 22 horas, un lujo para los amantes de la cerveza.
Por segundo año consecutivo el camión Extracold de Heineken desembarca en el cauce del río Túria con el objetivo de que más de 800 personas se suban a su cabina cada jornada. «El Ice Bar se da a conocer, sobre todo, mediante el boca a boca, por lo que esperamos que a lo largo de estos cuatro días transcurran por aquí más de 3.000 cerveceros dispuestos a quedarse helados», afirmó Eduardo Hijlkema a LAS PROVINCIAS, director de producción del evento.
Tras firmar una autorización, en la que aseguran saber las condiciones en las que se van a encontrar una vez se metan en el Ice Bar, y después de coger el turno correspondiente, grupos de siete u ocho personas van introduciéndose en este gélido bar.
Abrigados previamente con un uniforme polar, con gorro incluido, cada uno de los visitantes pasa a una sala intermedia que los va aclimatando poco a poco mientras observan cómo el termómetro disminuye su temperatura hasta alcanzar los cero grados centígrados. Momento que indica que ya están preparados para proceder a la cámara de hielo
«La cerveza sale a punto de congelación y en un ambiente que está a diez grados bajo cero, pero si además tenemos en cuenta que la temperatura exterior asciende a más de treinta se produce una diferencia considerable que es la que hace que los visitantes deban pasar por esta sala de compensación para poder acostumbrarse al cambio», indicó Hijlkema.
Hielo tallado minuciosamente y cervezas insertadas en enormes bloques de hielo, junto con los efectos de iluminación y sonido son los complementos idóneos que hacen que el público se meta de lleno en esta experiencia única.
«Hemos venido desde Sevilla para disfrutar de unos días de vacaciones y nada más salir del Oceanográfico nos hemos encontrado con este espectáculo, así que hemos aprovechado para tomarnos una cervecita bien fresca y de paso curiosear todo esto, porque seguro que merece la pena», señaló Laura Ortiz que, junto a su pareja, ya había probado lo que podría llamarse la cerveza más fría del mundo.
Ingleses, alemanes, italianos y españoles procedentes de varios rincones de España aprovechan estos días su visita a la Ciudad de las Artes y de las Ciencias para acercarse a esta original iniciativa que ya ha viajado por Madrid o Barcelona, ciudades donde ya existen Ice Bar, y que culminará su ruta el próximo día 11 de julio en Banyeres de Mariola (Alicante).
Todo el que sea mayor de edad y se de una vuelta estos días por las inmediaciones de l'Hemisfèric podrá combatir las calurosas tardes en compañía de sus amigos, pareja o familia. Una ocasión especial de la que no se disfruta todos los días y que ha traído un trozo del Polo Norte a Valencia en pleno verano.
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