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«Hay un momento en que la obra dice: para, transfórmame, rómpeme o has acertado»
EL ABECÉ DE LA CULTURA

«Hay un momento en que la obra dice: para, transfórmame, rómpeme o has acertado»

Ceramista, escultor y pintor, lamenta que los implicados en poner en marcha los proyectos culturales no dialoguen más entre ellos Enrique Sanisidro Artista

BURGUERA

Lunes, 12 de julio 2010, 11:35

Su casa es su taller y también es un oasis en mitad de un Manises muy moderno y cada vez mejor comunicado, un lugar donde este artista nacido en Ribarroja en 1950 se siente conforme y trabaja con ilusión en cuadros, material cerámico, esculturas y proyectos urbanos para los que echa en falta mucho más diálogo entre los implicados. Ha firmado murales pictóricos y cerámicos desde Oslo a Venezuela. Trabajó en Lladró, ha diseñado joyería y el aeropuerto de Manises está trufado de obras suyas. De todo ha hecho y sigue haciendo Enrique Sanisidro.

-¿En qué periodo creativo se encuentra?

-En lo que se refiere a la pintura, me estoy dedicando sobre todo a las obras en grandes formatos mediante el uso del acrílico, un estilo en el que la pintura fluye de una manera muy ágil, lo que facilita el trabajo. En este momento, me interesa más y considero que genera mayor intriga en el espectador.

-¿Es un peligro ser un artista multidisciplinar?

-Una persona creativa, si no diferencia y distingue bien la técnica que está empleando en cada momento, puede terminar mezclando las cosas. No es ni malo ni bueno, es una característica sin más de ese artista. Yo mismo, cuando me dejo llevar salen a flote los murales cerámicos, pero no como propósito técnico, sino como creación compositiva.

-¿Y usted qué se siente?

-Cada día una cosa, dependiendo de qué se quiere hacer o qué te pide el cuerpo. En mi web, tengo un apartado totalmente gráfico, en ocasiones trabajo sobre cartón, un soporte poco noble que a mí me encanta, al igual que cuando me piden una escultura me siento escultor. No depende de mí, sino de lo que hago. En el caso de los grandes formatos escultóricos, el planteamiento es distinto a la pintura, obliga a mirar lo que rodea ese espacio: la luz, la gente o el paisaje.

-Eso choca con las compras masivas de esculturas que se colocan en las rotondas .

-Eso es un horror. Falta sensibilidad y voluntad política y cultural de los dirigentes en general. Hay que evitar los encargos a dedo, o por teléfono. No hay seriedad en esos casos. Hay que buscar proyectos donde se impliquen todos: arquitectos, urbanistas, paisajistas, artistas y la misma gente que va a tener que convivir con esos proyectos. Se tiene que hablar, comunicarse, trabajar con los conceptos.

-¿Es difícil separar las disciplinas?

-A la hora de crear no puedes limitarte. Hay que dejarse llevar por la creación, que es la que te conduce a una determinada disciplina. Cuando surge la idea te interrogas por el modo de llevarla a la práctica: lienzo, barro, cerámica...

-¿Se produce un 'click'?

-Sí. Hay un momento en que estás trabajando y la obra te dice: párate, transfórmame, rómpeme o has acertado. Se trata de un momento culminante. No sabes hacia dónde vas y de repente se encuentra el camino concreto que te interesa, que te llena, que te conduce a una composición.

-¿El material influye durante la creación?

-Indudablemente. La arcilla, por ejemplo, es un compacto al que das volumen y transformas. Trabajar con la cerámica, por otro lado, te limita, reduce las posibilidades artísticas en cerca de un 75%, ya que hay que tener en cuenta su comportamiento en la cocción.

-¿El barro continúa seduciendo, a pesar de ser lo más primario?

-Totalmente. El barro es macizo, permite entrar, salir, reconsiderar, hacer y deshacer. El soporte es primitivo, pero noble, y responde a cualquier tipo de temperatura. Su textura y su efecto visual es muy interesante. Las porcelanas o la cerámica artística son otros planteamientos, más vinculados con el deseo de producir en serie.

-Y usted, como artísta políglota, ¿qué idioma prefiere?

-Ahora, el barro. También es cierto que el discurso de un artista varía, como lo hace su sensibilidad y el proceso creativo en el que se encuentra. Yo me siento artista y hoy me llama el barro.

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