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BEATRIZ LLEDÓ
Sábado, 24 de julio 2010, 03:37
Sólo deberían pensar en jugar y divertirse. Pero su infancia se ha visto truncada de la noche a la mañana. El Servicio de Atención Psicológica a Menores Víctimas de Agresiones y Abusos Sexuales ha diagnosticado 110 casos durante el primer semestre del año en la Comunitat. Por provincias, en Valencia se han evaluado 48, 42 en Alicante y 20 en Castellón. El 75% eran chicas, según los datos a los que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS.
No son los únicos datos oscuros que tienen como protagonistas a los más pequeños. Entre enero y julio se han producido medio millar de comparecencias judiciales en las que estaban implicados menores víctimas o perpetradores de estos actos sexuales. Además, los especialistas de la Conselleria de Bienestar Social han llevado a cabo 1.367 sesiones de tratamiento, un 20% más que las desarrolladas durante el mismo periodo de 2009.
«Se trata de un fenómeno preocupante», reconocen desde Bienestar Social. Por eso, sus psicólogos trabajan codo con codo con los del Instituto Social de Sexología, Medicina y Psicología "Espill". Actúan a instancias de las Direcciones Territoriales de la Conselleria.
Cuando reciben un caso de abuso sexual infantil, lo primero es entrevistarse con los padres del niño. Después se evalúa al menor en una sala acondicionada para él y a través de un espejo unidireccional, que permite analizarlo sin interferir en su conducta.
El número de sesiones oscila entre dos y cuatro. Se graban en vídeo y luego se visionan y se transcriben. El objetivo es no perderse los detalles verbales y no verbales, que son de vital importancia para elaborar el informe pertinente. Después, se deciden las acciones para la protección del menor.
«Con las víctimas se trata de eliminar posibles secuelas y orientar a sus familias. A los agresores les aplican estrategias educativas, rehabilitadoras o terapéuticas tendentes a favorecer la adecuada socialización de su sexualidad», explican los expertos.
Este servicio para prevenir los malos tratos en los niños se complementa con otro, denominado Infoabu, un teléfono que atiende dudas ante sospechas de casos de abuso sexual infantil. Los propios menores o sus familias preguntan sobre los síntomas, cómo actuar, dónde acudir. En lo que va de año, ha recibido casi un centenar de llamadas. Algunos usuarios también consultan sobre malos tratos y acoso escolar.
Los datos aportados por Infoabu permiten dibujar un perfil de las víctimas. Las conclusiones son preocupantes. «El 50% de los menores tienen entre tres y siete años», apunta el balance. Le siguen los que ni siquiera han cumplido los tres años y los que están entre ocho y quince. Una de las cifras que más llama la atención es que el 7% de las llamadas corresponden a adultos que han sufrido abusos y que lo confiesan por primera vez. «Son personas que nunca antes lo han contado, que ya no pueden más y que necesitan ayuda», explican desde este servicio de Bienestar Social.
Otras características son que en uno de cada 10 casos había antecedentes de abuso y que en el 13% hay conflictos en casa. Casi la mitad de los menores conviven con sus progenitores y el 42% proceden de padres divorciados.
¿Pero qué hay del presunto agresor sexual? En el 33% de las llamadas es el padre del niño, el 11% son los abuelos, el 9% conocidos, el 7% tíos, el 5% profesores y en un 2% la pareja de la madre o el novio de una hermana.
Un porcentaje alarmante es que en el 16% son otros menores los abusadores. Por ello, los psicólogos califican esta incidencia de «llamativa» y aseguran que esta situación «constata la necesidad de recibir una adecuada educación sexual centrada en prevención del abuso así como educación en valores».
Según el balance del primer semestre de 2010, abril y mayo han sido los meses en los que se han registrado más consultas. Estas se producen sobre todo por la mañana, más concretamente, entre las 13 y las 14 horas. Ocho de cada 10 llamadas entrantes del servicio tienen voz femenina.
Avisos de profesores
La mitad de quienes marcan el número de Infoabu son profesionales. Entre estos destacan trabajadores sociales y abogados pero también pediatras y psiquiatras. Una novedad de este semestre es «el aumento de llamadas de profesores y directores de institutos y de colegios de enseñanza Primaria», destaca el balance.
La otra mitad de usuarios que solicitan la atención del servicio son las madres de pequeños que han sufrido abusos, o que sospechan de ello y no saben a quien recurrir. «¿Qué puedo hacer?», preguntan desconcertadas. Las dudas y el miedo aumentan cuando el agresor está en la familia. A ellas acuden sus hijos que han padecido abusos, aunque también confían en sus profesores y en los psicólogos del centro en el que estudian.
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