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A dos metros bajo tierra
Valencia

A dos metros bajo tierra

La buena temperatura que se registra en su interior hace que muchos de sus dueños tengan las grutas como vivienda de veraneo Las cuevas de Paterna son todavía hoy el hogar de algunos vecinos

SARA GIMÉNEZ

Domingo, 8 de agosto 2010, 16:07

Blancas por fuera y frescas por dentro, así son las cuevas de Paterna. Este tipo de vivienda, donde en 1940 llegaron a habitar más de 2.500 personas, sigue existiendo hoy, aunque con el paso del tiempo se ha convertido en algo residual.

Aunque muchos no viven ahí durante el año, es ahora en verano cuando los inquilinos vuelven a la cueva para huir de las altas temperaturas y refugiarse del agobio en este lugar tranquilo.

Amparo Ibáñez tiene la cueva desde hace más de treinta años, y aunque es alquilada, la cuida y la limpia como si fuese suya. Esta vecina cuenta que, como llevaba mucho tiempo sin venir, aún le quedan algunas cosas por arreglar y sobre todo las paredes por pintar. «Esta semana mismo lo dejo todo listo. Cuando llegan las fiestas me gusta que el blanco de la casa se vea reluciente», explica. Tres pequeños cuartos bajo tierra, un baño, una cocina, un comedor y un patio, con luz de la calle, forman el lugar de veraneo de Amparo, una casa localizada en un punto emblemático del pueblo. Su excavación forma parte del conjunto de cuevas que rodean la torre de Paterna, que en el año 1971 fue declarada monumento histórico artístico de interés local.

Tres portales a la derecha de Amparo se encuentra la gruta de Pilar, custodiada por un pequeño perro llamado Toby. Durante el año ella tampoco vive allí. «Acabo de llegar de viaje y me apetecía venir unos días. De normal aquí está mi hermano», explica. Pilar cuenta que aunque en verano se está muy fresco, en invierno hace demasiado frío, «las humedades en las paredes son por eso», apunta. Por 120 euros, esta vecina alquila la cueva cada mes, desde hace siete años. «Cuando vivía mi padre él se encargaba de arreglarlo todo. Ahora la verdad es que está un poco más descuidada», apunta.Como esta vecina explica, su intención es comprar la cueva para poder arreglarlo todo a fondo y hacer de esos 95 metros cuadrados «un lugar más habitable».

José Simón nació en una de estas cuevas, y es de los pocos que vive en ella todo el año. «Mis padres tenían esta casa desde los años 50. Yo me he criado aquí», añade. Este paternero explica que vivir bajo tierra tiene su encanto, «durante el verano aquí se está de maravilla». Aunque la casa tiene más de 200 años, ahora está en buen estado gracias a las reformas de su dueño.

Además de como vivienda, las cuevas de Paterna se usan para otras funciones. Es el caso de Vicente Mingues, el «dolçainer», que acude con frecuencia a su gruta para ensayar. «Además de tocar la dolçaina, también organizo aquí comidas familiares y de amigos». Mingues explica que, aunque sólo sean 45 metros cuadrados, esa cueva es «su tesoro». Cuando era pequeño vivía ahí con sus seis hermanos, y al morir sus padres la compró: «Restauré toda la cueva y la acondicioné. Ahora es mi pequeño estudio». Además de la buena temperatura que hay dentro de la cueva, Vicente destaca que cuando está ahí se aisla del ruido por completo, explica que es un lugar muy tranquilo y no parece que estés en medio del pueblo. Las puertas del número 98 del conocido, como Parque Urbano de Paterna, están abiertas al público. Su dueño, Vicente, explica que le gusta enseñar la cueva a todo el que por ahí se acerca.

Aunque la zona de la Torre y del Palau es la más habitada, no es la única parte de Paterna donde se pueden contemplar estas antiguas construcciones. Los principales núcleos de cuevas también son los de Alborchí, la Mina, la calle Godella y las del Batán. Estas últimas forman el espacio cultural 'Coves del Batá', un conjunto de ocho cuevas, interconectadas entre sí, que ocupan una superficie total de unos cuatrocientos cincuenta metros cuadrados. En este espacio museístico se puede ver de forma permanente una exposición sobre la historia y costumbres de Paterna, además de muestras itinerantes que se van cambiando con el tiempo.

Además de las del Batá el Ayuntamiento es propietario de otras cuevas que destina a usos diversos. Un ejemplo de ello es la Cova Gran, destinada a un biblioteca pública municipal, o una de las cuevas de la Torre en la que se imparten talleres de pintura. Una de las recientes adquisiciones del Consistorio ha sido la conocida como la cueva de Alfonso XIII, que el abuelo del rey Juan Carlos visitó en el año 1923. Desde el Archivo Municipal explican que aunque el origen de las cuevas se desconoce, en el año 1824 aparecieron las primeras 38 cuevas habitas censadas. Tras la Guerra Civil, y debido a los problemas económicos que había, los años 40-50 son los que mayores cifras registran con casi 500 cuevas y 2.500 habitantes. Una forma de vida bajo tierra, en medio de Paterna, de la que hoy disfrutan sólo unos pocos.

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