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García Antón. :: ROBERTO MILÁN
García Antón
TRIBUNA

García Antón

JOAQUÍN SANTO MATAS

Miércoles, 11 de agosto 2010, 19:43

Hoy se cumple el primer aniversario de la repentina muerte del conseller de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda José Ramón García Antón, acaecida en su casa de San Vicente sobre las cinco y media de la tarde mientras dormía la siesta en una butaca. Con la desaparición de esta personalidad de la vida política valenciana, se hace bueno el tópico de que los hombres pasan pero sus obras permanecen; en este caso, para siempre.

Había nacido en San Vicente del Raspeig el 20 de marzo de 1948, víspera del Domingo de Ramos y un día después de su santo. Fue el hijo único de Ramón García Canals, carpintero ebanista que, siguiendo la tradición del pueblo, fabricaba artesanalmente muebles de madera, y de Emilia Antón Montoyo. El que fuera conocido como 'conseller del agua', tuvo muchos vínculos con ésta desde su venida al mundo. Nació el último día de Piscis que tiene por elemento al agua, en una población cuya leyenda es la de 'sequet peró sanet', definición del lugar de Raspeig dicha por San Vicente Ferrer, benefactor contra las sequías, a un labrador del lugar en 1411. Tres semanas antes de su alumbramiento hubo una tremenda riada en buena parte de la provincia; y por el contrario, en ese mismo año 1948 asoló España una horrible sequía a la par que se inauguraban en nuestra tierra microembalses en el río Algar y se aprobaba la construcción del pantano del Amadorio.

Magnífico estudiante y espléndido jugador de balonmano, tras concluir el bachillerato en el colegio Juan XXIII del alicantino barrio de Ciudad de Asís, sintió vocación por la Medicina pero finalmente se decantó por la ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, cursando el selectivo en Valencia y la carrera en la Escuela de Madrid, con una media de notable y sin perder un año, alojado durante todo este tiempo en el colegio mayor San Agustín de la Ciudad Universitaria.

Recién concluida la carrera, padecerá la Comunitat Valenciana, entre el 6 y 7 de octubre de 1971, una terrible 'gota fría' que afectó de manera especial a Benidorm que sintió la falta de infraestructuras urbanas. Y el año siguiente será crucial en su vida porque lo contrata a tiempo parcial y como técnico superior el ayuntamiento benidormense, es nombrado profesor de la Escuela de Ingeniería Técnica de Obras Públicas de Alicante que dependía de la Universidad Politécnica de Valencia y se casa con una chica de San Vicente, estudiante de Farmacia y a la que conocía de toda la vida, Luisa Pastor Lillo que le dará cinco hijos, un primogénito varón y cuatro chicas, dos de ellas gemelas, en sólo un lustro de matrimonio.

La terrible sequía que padecería Benidorm en pleno verano de 1978 será su gran reto pues hubo que abastecer a la población con buques cisterna y camiones cuba, ejecutándose a gran velocidad obras de emergencia.

Bajo mandatos de alcaldes del franquismo, UCD, PSOE y PP demostró su profesionalidad, sapiencia y buen hacer hasta el punto de que en 1993 lo llama el presidente de la Diputación de Alicante Antonio Mira-Perceval para que pusiera en marcha Pro aguas Costa Blanca S:A, una sociedad de capital público participada íntegramente por el organismo provincial donde su labor era la de extender por todas las tierras alicantinas su ejemplar trabajo en el Consorcio.

Tras la victoria del PP en las elecciones autonómicas del 25 de mayo de 1995 que le posibilitarán el acceso al gobierno en coalición con Unión Valenciana, será requerido por el presidente del Consell, siendo nombrado director general de Obras Públicas en septiembre de 1995. Él se consideraba un técnico, jamás un político, pensó que su estancia en el 'cap i casal' sería temporal, dos años más o menos, porque lo que le gustaba era la docencia y vivir en casa con todos los suyos.

Pero la madeja se fue enredando, nadie era ajeno a su eficacia y preparación por lo que en marzo de 1998 accderá a la titularidad de la conselleria de Obras Pública.

Luchó con denuedo por el trasvase Júcar-Vinalopó con la toma del agua en Cortes de Pallás y no en el azud de la Marquesa cercano a la desembocadura; lamentó como nadie la injusta e injustificada derogación del trasvase de excedentes del Ebro a nuestra Comunitat la cual cubrió de una extensa red de depuradoras; sólo en nuestra provincias cabría hablar de la Autovía Central, los cinco grandes ejes viarios, el plan antirriadas tras el desastre del 30 de septiembre de 1997, el TRAM, obra de envergadura vital para el transporte rápido, cómodo, moderno y ecológico del área metropolitana alicantina, o la rehabilitación de los cascos antiguos, con la restauración significativa de la iglesia de Santa María de la capital en cuyo callejero merece como el que más figurar dando nombre a una importante vía pública. Y llegamos a agosto de 2009. Tras unos días de descanso en Ibiza con su mujer y cuñados, retorna a casa el domingo 9. Descansa un día y ya comienza a pensar en el viaje que iba a realizar a Croacia. Pero el martes 11 decide supervisar unas obras del postrasvase en Aspe y de modernización de regadíos en Orihuela. A la vuelta, come con normalidad en compañía de Luisa, sus cuatro hijas y los respectivos nietos. Con el más pequeño, que reside en Madirid, se va a un salón contiguo donde ojea algunos periódicos hasta que se queda dormido en una butaca para no despertar.

En la memoria reciente queda el enorme impacto que causó su muerte en toda la sociedad valenciana, las 235 coronas que lo acompañaron, las altas distinciones recibidas y los continuos homenajes, el último rendido el pasado mes de julio en la Confederación Hidrográfica del Júcar.

García Antón fue un hombre de diálogo y consenso; de aplicar la fuerza de la razón frente a la razón de la fuerza, un experto que no entendía de banderías políticas sino de ejecutar con el beneplácito de todos las obras necesarias para el bien común de su tierra; como profesional de la ingeniería de Caminos que le tocó debatir con quienes no lo eran.

Esa vehemencia ensusiasta la mantuvo hasta que su corazón, al que por cierto mimaba con denuedo, dijo basta como ya le sucediera a su padre que falleció en simiulares circunstancias y con edades parejas. No verá aquí crecer a sus nietos como allá en las estrellas habrá disfrutado con el triunfo de España en el Mundial de Sudáfrica, él que amaba el fútbol, al igual que sufrido con la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, seguidor de Manzanares padre y del último José Tomás aunque antes de Paco Camino, Diego Puerta o El Viti.

Ya estamos un año sin José Ramón García Antón, el 'conseller del agua' al que la provincia de Alicante le tiene que estar profundamente agradecida por haber luchado en pro de su bienestar y progreso a través de la garantía del suministro de tan escaso pero vital líquido elemento para nuestra subsistencia y desarrollo que sólo el egoísmo cicatero y la mala praxis política nos quiere arrebatar en una tierra de crecimiento compartido y solidario.

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