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Representación de una detención de bandoleros. La Academia. R. Balaca, 1877. :: LP
El bandolero más audaz de la Valencia del XIX
LIBRO

El bandolero más audaz de la Valencia del XIX

El escritor olivense Manel Arcos publica un libro sobre el Tio Joan de la Marina, que llegó a secuestrar a una persona cada mes El delincuente provenía de La Safor

ZOA SANZ

Jueves, 12 de agosto 2010, 14:07

El Tio Joan de la Marina robaba y secuestraba a los más ricos de todo el territorio valenciano. Sin embargo, no se lo entregaba a los pobres, como hacía Robin Hood, sino que se lo guardaba para aumentar sus riquezas. El bandolerismo era una de las prácticas delictivas más temidas en el siglo XIX y el Tio Joan de la Marina fue el bandido valenciano más importante de la época transcurrida entre 1851 y 1878. Así lo asevera el escritor olivense Manel Arcos en el libro 'El Tio Joan de la Marina. Un bandoler d'Ador en terres del Xúquer i el Túria', coeditado por Tivoli y el Ayuntamiento de Ador.

Después de publicar 'La senda dels lladres', en el que repasa la trayectoria de numerosos bandoleros valencianos, ahora se ha centrado en la figura de Vicent Estruch Mascarell, un vecino de Ador que cambió esta identidad por el Tio Joan de la Marina para despistar a las fuerzas públicas. Arcos ha realizado una gran labor de investigación y ha recorrido archivos y bibliotecas de diferentes municipios.

El Tio Joan de la Marina empieza a delinquir con 17 años. Narra la leyenda que se fue por el mal camino cuando pilló a su esposa siéndole infiel con el entonces alcalde de Ador. Llegó a ser el jefe de una de las cuadrillas más importantes que operaban en el ámbito valenciano durante el Sexenio Democrático.

Él comete sus fechorías en compañía de tres bandidos muy famosos: los hermanos Blaus de Ribarroja y el Minyonet de Macastre. Según relata Arcos, huyó en dos ocasiones de los presidios de Melilla en 1866. Le mandaron en 1854 a una cárcel del Norte de África por cometer tres robos en Cuenca. Fue condenado a 24 años de prisión pero no cumplió su pena. Se convirtió en uno de los fugitivos más buscados. En 1869 regresa a Valencia y forma una cuadrilla que opera durante dos años en los partidos judiciales de Carlet; Chiva y Llíria así como en La Canal de Navarrés y La Vall de Cofrentes. La justicia, mientras tanto, le seguía buscando. Y es que, además entre enero de 1871 y mayo de 1871, llegó a secuestrar a cinco personas, una por mes.

Algunos de los retenidos por El Tio Joan de la Marina fueron el hijo de Vicente María El Perdut, el hombre más rico de Real (La Ribera Alta) que había sido alcalde, y una de las personas más pudientes de Ribarroja. Consciente de ello, el Tio Joan huirá de Valencia antes del verano de 1871 para instalarse en Orán.

Allí montará una frutería y vivirá de este negocio. Una vez más, cambiará de nombre después de quitarle a una persona una cédula de vecindad (viene a ser como el actual DNI) cuyo apellido era Terol. Pasó el tiempo hasta que, tras ser delatado, fue capturado en 1877, seis años después de huir.

El gobernador de Valencia envió a Orán a un inspector de orden público para que lo detuvieran mientras que el Gobierno de España cursó una orden de extradición. Una vez en la capital del Turia, comienza un largo proceso y es reclamado por numerosos juzgados valencianos por la gran cantidad de delitos que llevaba en sus espaldas.

Su vida acabaría tan mal como la de numerosos 'roders' de la época. En noviembre de 1878, mientras le trasladaban del juzgado de Carlet hasta un presidio de Valencia, en un intento de huir junto con otros tres compañeros más, la Guardia Civil acabó con sus vidas con un disparo. Esta es la versión oficial que el periódico LAS PROVINCIAS difundió, aunque otros medios pusieron en duda este macabro final. Arcos presentará el viernes el libro a las 20 horas en el Museu Etnològic de Ador.

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