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HÉCTOR ESTEBAN
Domingo, 15 de agosto 2010, 02:05
De la misma manera que Aznar reconocía que en privado se atrevía con la lengua catalana, la portavoz adjunta de Compromís Mónica Oltra confiesa en la intimidad que en un futuro no vería con malos ojos formar parte de la gran familia socialista. En Blanquerías, la mayoría, no lo ve con buenos ojos. Pero tiene una puerta abierta, la de Izquierda Socialista, que venera a la diputada rival y no tiene reparos en jalearla.
Oltra, salvo sorpresa, irá de dos en la lista de Compromís por Valencia a las autonómicas. El uno es para Enric Morera.
La coalición, perdida en batallas internas, sabe que tiene más que complicado repetir en Les Corts tras el divorcio de Esquerra Unida, que en realidad es la marca con patente y la que tiró del carro.
Oltra, que apareció por Les Corts como abogada allá por 2003 con cara de niña buena de la mano de Joan Ribó para arañar un centenar de votos al PSPV y descabalgar a Ramón Vilar de su escaño para subir a Dolors Pérez, quiere seguir en esto de la política y el sueldo público. Es lo que le gusta. Por eso, llegado el momento, no tendría problemas en dar el salto a las filas socialistas a cambio de un escaño.
No será en las elecciones de 2007. Tras ser expulsada de Esquerra Unida a causa del motín a bordo contra Glòria Marcos, la portavoz adjunta de la coalición nacionalista-ecosocialista tiene un compromiso moral con los suyos. Un pacto que llega hasta las elecciones de 2011.
Si no sale elegida, buscará nuevos caminos. A Oltra se le ha elevado el ego en los últimos meses. Su camiseta buscando a Camps «sólo vivo» la colocó en primer línea mediática y a partir de ahí su estrella empezó a brillar con más fuerza. Hasta que su compañero de grupo que no de partido Enric Morera se la apagó. Los acuerdos están para cumplirlos y así se negoció en la ruptura del grupo Compromís que terminó con los tres diputados de EU en la bancada del mixto.
Morera no es Oltra. Es cierto. Y así se lo hacen ver a la ex portavoz del grupo que siente como desde que ella no ejerce de síndica ya no es lo mismo. Con Morera al frente nació la pinza de Compromís con el PP para aislar a los socialistas. Camps adelantó por la izquierda a la coalición con la AP-7 y en temas de agua. A Oltra no le gusta. Les Corts le han convertido en diva y la han elevado a mártir. Por eso acudió rodeada de fans a las puertas del TSJ para declarar sobre su actuación en El Cabanyal al grito de «Yo también soy Mónica Oltra».
En Izquierda Socialista pueden haber encontrado a su nueva musa. Como en su día fue Ana Noguera. Ambas tienen en común que nacieron en Alemania. Alarte y la mayor parte de la dirección del PSPV no quieren ni ver a Oltra pero ella busca su supervivencia política haciéndole ojitos a Blanquerías.
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