Comida tradicional de la de la Marina Alta en Ta Casa de Benissivà

Cuando uno visita la Vall de Gallinera puede disfrutar de diferentes maneras el recorrido. Tanto las vistas que ofrece este enclave que dominaron los caudillos musulmanes, como las acogedoras poblaciones que forman este valle harán las delicias de aquellos que se acerquen por esta zona.

Aunque, sin duda, la mejor forma de deleitarse y conocer la Vall de Gallinera es a través de la rica gastronomía que ofrece.

Una de las opciones para conocer la cocina de la Vall es visitar el Restaurante Ta Casa, un establecimiento ubicado en un antiguo hostal de Benissivà.

Regentado por Mila Gisbert y su hijo, Felipe Mengual, este restaurante, que podemos encontrar en la calle Carretera número cinco, ofrece a sus clientes una gran variedad de platos típicos, elaborados con productos de primera calidad, que rememora toda la gama de sabores y olores de las ancestrales recetas de la comarca.

Bajo la atenta mirada de la sierra de la Foradà, los fogones de Mila preparan arroces y fideuas, guisos y carnes, siempre con las mejores materias primas que conceden estas tierras y, por supuesto, con «el cariño por hacer las cosas bien».

Los turistas y vecinos de la comarca podrán degustar las carnes al horno que con tiempo y dedicación se preparan en Ta Casa. Jabalí, cordero o conejo acompañados de guarniciones y regados con vinos de la tierra son algunas de las exquisiteces que ofrecen Mila Gisbert y su hijo.

Mención especial merece el «pato a la cereza», dorado a altas temperaturas en uno de los hornos tradicionales con los que cuenta el establecimiento y aderezado con cerezas de la Vall de Gallinera, en su variedad «blancals», y también, las confitadas sin hueso, «estarquí».

Toda buena comida debe terminar con un buen postre y en Ta Casa la confección casera es la especialidad. El «flan de almendra», el «bizcocho de manzana» o el «mousse de cereza» son algunas de las apuestas de Mila, aunque, como apunta su hijo, «también se puede disfrutar de sus tartas con un buen vino dulce para la sobremesa».

Todos los días de la semana, salvo los miércoles, el restaurante Ta Casa abre sus puertas a las 7 de la mañana para servir desayunos a los vecinos antes de comenzar sus labores, y ya no cierra hasta la media noche. Durante todo el día, se preparan comidas y tapas para quienes opten por un aperitivo a media mañana.

«Como bien reza el nombre, en nuestro restaurante queremos que los clientes que nos visitan se sientan como en sus propias casas», afirma Felipe Mengual, a la par que empieza a servir a los comensales los elaborados platos que su madre prepara con gran dedicación.