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ELENA BARDISA
Domingo, 22 de agosto 2010, 02:11
Hace 25 años
Sábado de verano. Y caluroso en ese 1985. Un hombre decidió salir de copas y de paso tomar el fresco. Se puso al volante de su Mercedes descapotable acompañado de su «mascota»: un puma de año y medio. Aparcó el coche en la puerta de un pub del Saler y mientras él disfrutaba de la velada, dejó al felino en el vehículo. Algo que no debió de hacerle mucha gracia al animal, que decidió coger las de Villadiego y darse un paseo de madrugada él solito.
Su primera parada en el paseo nocturno fue una casa de campo. Al propietario lo encontró acostado en su cama «y arrulló junto a él». El hombre, entre sueño y sueño, notó algo raro y «de pasada» tocó el pelo del puma. Al comprobar que aquel ser era de verdad dio un grito, saltó de la cama y salió pitando de allí. El animal, ante tantos aspavientos y griterío, «se asustó» y salió huyendo para continuar su caminata a su aire.
Mientras, policías y guardias civiles estuvieron toda la noche buscándolo. Manso debía ser el animal porque en el Recatí se dejó atar a un árbol por un labrador madrugador que lo encontró. Luego lo llevaron al zoo. El propietario ni siquiera había denunciado la desaparición. Cuando al terminar su jarana vio que su mascota no estaba en el coche, ni se inmutó. Tranquilamente, se marchó al apartamento de su novia a dormir.
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