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Guerra libera de sus heridas a Miguel
Alicante

Guerra libera de sus heridas a Miguel

El presidente de la Fundación Pablo Iglesias abre el ciclo de conferencias sobre el poeta oriolano

JOAQUÍN ANDREU

Viernes, 8 de octubre 2010, 10:18

El presidente de la Fundación Pablo Iglesias, Alfonso Guerra, conminó ayer a los más de cuatro centenares de espectadores que escucharon sus palabras en el aula cultural de la CAM a no añadir a la figura del poeta Miguel Hernández, «una cuarta herida, la del olvido».

El veterano político socialista, que fue presentado por la secretaria general del PSOE local, Antonia Moreno, como un personaje clave en la historia de la Democracia española, dejó ayer por un momento sus menesteres de la fragua política, algo encendida días antes por él mismo con declaraciones sobre las primarias de su partido en Madrid, y se dedicó a lo que es una de sus pasiones, la de disertar sobre literatura y, sobre todo de poesía.

Empezó fuerte el sevillano, a quien los periodistas quisieron templar el discurso con los quites sobre sus declaraciones de «la señorita Trinidad» y las rehusó fácil con un «es una palabra que está en el diccionario pero si hay que quitarla la quito». Segundo intento con los candidatos socialistas tránsfugas en Benidorm y segunda réplica, «no conozco el asunto porque no vivo la política de por aquí», e instó a que le preguntasen de lo que había venido a hablar, de poesía hernandiana, de la obra y vida de Miguel y del discurso vital y temático del poeta cabrero que, dijo, está más actual que nunca. Consiguió el objetivo, pero no ante la prensa, que le teme y le respeta a partes iguales, y sí ante los espectadores que la Fundación que preside y Orihuela 2M10 habían congregado. Guerra se explayó sobre la trayectoria del poeta de la calle de Arriba, y dijo sentirse «un oriolano más» en presencia de dirigentes de su partido como la secretaria provincial Ana barceló y sobre todo, de la nuera del poeta, Lucía Izquierdo, a quien saludó a su llegada.

El ahora diputado dejó claro que esa herida, «la de olvidar su vida, obra y sufrimiento para ser lo que quiso ser, no debe sumarse a las tres que ya dibujó el propio Miguel»; la del amor, la de la muerte, la de la vida. Guerra habló «de un poeta único que se sentía poeta», y para el que pidió que el deseo que hizo el poeta cabrero de ser libre «se cumpla con la lectura de sus obras».

El socialista recordó que el oficio de ser poeta persiguió a Miguel desde sus albores, al igual que indicó que «el impulso erótico se desahogó en sus versos, fruto del pudor», para acabar siendo el escritor del fervoroso sentimiento en sus ideas con el pueblo, «que le encumbró a la categoría de que nadie como él para defender la República», dijo el presidente de la Fundación Pablo Iglesias.

El socialista dejó patente que España le debe a Miguel su tributo como «otro poeta maltratado» y lo puso en su tríada poética como a Antonio Machado y Federico García Lorca. De los tres dijo que se les queda pendiente el homenaje y éste se lo quiso traspasar a las nuevas generaciones, a García Lorca porque fue fusilado, a Miguel porque murió desvalido en la cárcel y de Machado porque falleció camino del exilio, «tres crímenes contra la humanidad cometidos por una razia de facinerosos», sentenció el político metido a conferenciante.

Guerra demostró que sabe, y mucho, de la obra de Miguel Hernández y desgranó 'Perito en lunas', 'El rayo que no cesa', las vicisitudes del artista en Madrid, los versos de 'Vientos del pueblo' y 'El hombre acecha', pero a la mitad de su conferencia dejó de un lado este papel que ahora gustoso realiza y, en tromba, volvió a su pasión de lector febril de poesía: declamó la 'Elegía a Ramón Sijé' con la maestría de quien la ha tenido como libro de cabecera, con un balanceo sobre los versos más potentes. No hay mejor homenaje para un poeta que leer sus obras. Y Guerra se lo tributó a Miguel por su Centenario.

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