El botellón de Tarongers comienza a expandirse hacia la plaza Xúquer

Ya van tres semanas consecutivas de botellón en el campus universitario de Tarongers desde que ha comenzado el curso y los vecinos de calles como Ramón Llull, Serpis, García Donato o paseo de Facultades aseguran estar desesperados «por el desinterés del Ayuntamiento en solucionar el problema. Se está vulnerando el derecho de los vecinos a descansar y se está permitiendo beber en la calle y hacer ruido gratuito, dos practicas que están prohibidas y que deberían de ser penalizadas con multas. Pero aquí, aunque los vecinos no podamos dormir de jueves a domingo, parece que no pasa nada», comenta un vecino que vive en primera línea del botellón.

Como aseguran los residentes, «la presencia policial se está relajando». Además, «esta semana el botellón de Tarongers ha comenzado a invadir la plaza Xúquer, donde queremos recordar que existe una declaración de Zona Acústicamente Saturada. El problema está cogiendo un cariz importante, puesto que los estudiantes que acuden al botellón están causando graves molestias en este barrio residencial», explica Ángel Suárez, presidente de la asociación de vecinos Barrio San José. Los vecinos apuntan que han sido muy pacientes, «queremos que se retomen las reuniones con el Ayuntamiento y la Universitat para buscar soluciones de consenso y devolver la tranquilidad al barrio. No sé si esperan a que nos pongamos serios para actuar», añade.

En el botellón de la madrugada del jueves a viernes, según algunos vecinos, había cerca de 3.000 personas. «La mayoría de jóvenes se sigue concentrando en la Universitat, pero los grupos que se reúnen para beber ya han empezado a meterse en el barrio».

Además, esta misma semana, universitarios residentes en algún colegio mayor «se pusieron a hacer borregadas, primero en la calle Ramón Llull, cortando incluso el tráfico, y luego en la misma plaza Xúquer. Aquello fue de escándalo. Se pusieron a tirar huevos a los novatos en plena calle a altas horas de la madrugada. Todo eran gritos y se llegaron a juntar más de 200 personas en la plaza Xúquer. La dejaron perdida. Los vecinos tuvimos que llamar a la Policía Local y Nacional e incluso registraron a uno por temas de droga», según argumentan algunos testigos.

Los afectados critican que no se haga cumplir la ordenanza del ruido, ni la de limpieza. «Y claro, aquí tenemos que pagar de nuestros impuestos los servicios especiales de limpieza que tienen que retirar semana tras semana las montañas de botellas, bolsas, vasos y tratar de eliminar el olor a orín y a vómitos que es constante», según describen los residentes.