Borrar
Urgente Euromillones deja un nuevo millonario este martes en un municipio de España que triunfa por sus playas
Artículos

Recordar como exigencia cívica frente a ETA

GOTZONE MORA

Domingo, 10 de octubre 2010, 02:22

A partir del año 2005, un grupo de profesores universitarios, mayoritariamente de la Comunidad Autónoma Vasca y de Navarra, comenzamos a escribir una serie de artículos en Medios de Comunicación centrados en la necesidad de recoger los testimonios de víctimas y amenazados por la banda terrorista ETA. Algunos, como fue el caso del Profesor Antonio Beristain llegaron incluso a crear doctrina sobre el tema, dando lugar a la configuración de una disciplina autónoma del Derecho Penal de la que el referido Catedrático ha constituido la máxima expresión en España: la victimología. En un texto titulado '¿Procuramos ver la otra cara de la luna?' el profesor Beristain escribía: «Procuremos ver lo que no vemos, o no sabemos-queremos ver, pero que sí ven nuestros adversarios. Sólo a través de esa confrontación, de ese careo, de esa integración, nos acercaremos a la verdad y a la realidad, con la mayor objetividad posible». También el profesor Aurelio Arteta en un artículo se preguntaba '¿Qué víctimas, qué justicia?', refiriéndose, en primer lugar, a las características diferenciales de las víctimas ocasionadas por ETA frente a las de otros tipos de terrorismo internacional para, en un segundo momento, aludir al tipo de justicia. En éste último caso expresaba tajantemente «no se reparará el daño mientras no sea la banda entera y no sólo el asesino particular, la que solicite el perdón (.) y no es suficiente porque el amplio apoyo social que ha amparado a los asesinos hace que ya no baste con un puro proceso judicial convencional. Aquí haría falta una justicia política para las víctimas». Ésta forma de abordar la realidad viene siendo reclamada continuamente por personas que habitualmente participamos en los Medios y que pertenecemos a lo que se ha denominado en la Comunidad Autónoma Vasca sector constitucionalista.

La banda terrorista ETA, desde siempre, ha realizado su labor empeñándose en que a las víctimas les fuese negada su plena humanidad. Con ello intentaba justificar socialmente la aceptación del asesinato como si éste fuese un acto político, a través del cual se coaccionaba al Estado para que se reorientase hacia una determinada política que tuviera como objetivo la independencia de Euskal-Herria. Para conseguirlo hemos visto amedrentar, extorsionar, amenazar, secuestrar a miles de personas. Hemos visto a cientos de miles de personas convivir con el miedo; miedo a pensar, a perder la vida, miedo a perder la dignidad. Hemos contabilizado más de cuatrocientos mil ciudadanas y ciudadanos que han abandonado la Comunidad Autónoma Vasca por razones relacionadas con el terrorismo etarra y hemos sido testigos con sumo horror de los cerca de mil asesinados por la banda terrorista. Hemos llegado a vivir aterrados porque la fortaleza de ETA y su entorno nos hacía sentirnos cercados a todos aquellos que defendíamos la Democracia y el Estado de Derecho en nuestra comunidad de origen.

Es verdad que ETA, en estos momentos, se encuentra más débil que nunca y ello por el compromiso de muchos ciudadanos/as anónimos y por el trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Sin embargo, en este nuevo contexto, perviven situaciones difíciles de comprender ¿Por qué se ha minado al movimiento cívico y se continúa silenciando a las víctimas y a los amenazados?. Tengo mi propia interpretación. Si alguna instancia política o el propio Gobierno de la Nación quisieran sentarse en la mesa otra vez con miembros de la banda terrorista ETA, tendrían que hacer desaparecer rastros y testigos. Ello sería totalmente necesario para diluir la culpa y la responsabilidad entre víctimas y victimarios. La figura del testigo es fundamental para traer al presente el pasado, hecho que el terrorismo etarra desearía sepultar para siempre y más en éste momento. El periodista Florencio Domínguez subrayaba hace unos meses en un artículo lo siguiente: «Personalizar los efectos del terrorismo ayuda a combatirlo. La propia ETA, en 2004, respondió irritada a una campaña del Gobierno Vasco en recuerdo de las víctimas diciendo que en la base de aquella iniciativa estaba el propósito de desfigurar el conflicto político vasco. ETA era consciente de que si se ubicaba el foco en las personas que habían sido víctimas de su actividad terrorista, las excusas de naturaleza política que invoca para justificar sus crímenes quedaban en evidencia». Por lo tanto, nuestra lección como demócratas y nuestro compromiso es defender que la injusticia sólo puede repararse con la recuperación de la memoria.

Pero es más, como establece el filósofo Reyes Mate en su obra: 'Memoria de Auschwitz': «No se trata de recordar para que no se repita, se trata de responder de la injusticia causada (.) si resulta que sólo recordamos para que la historia no se repita, estaríamos como sacando el último jugo a los muertos y sufrientes en beneficio de los vivos. Bajo el señuelo de una reflexión responsable lo único que se oculta es nuestra propia supervivencia».

Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz en 1995 y superviviente de los campos de Auschwitz, decía: «Para nosotros, olvidarse nunca fue una opción. Recordar es un acto noble y necesario. La llamada de la memoria, la apelación a la memoria, nos alcanza desde el alba de la historia. Ningún mandato figura tan frecuentemente, tan insistentemente, en la Biblia como Zajork, es decir, recuerda. Debemos recordar todo lo bueno que hemos recibido y todo el mal que hemos sufrido». Éste recordar para responder a la injusticia causada, propia de una verdadera cultura de la paz, es la que subyace cuando nos oponemos a los falsos diálogos y treguas, pues en ellos siempre se ha identificado la paz con «dejar de matar, sin que esto haga justicia ni a los asesinados, ni a los amenazados. Por ello la importancia de singularizar las consecuencias de la barbarie terrorista, practicar el "no olvido", y visibilizar esas singularidades que, si se suman, permiten vislumbrar el genuino sufrimiento de muchas personas que durante demasiadas décadas están siendo sometidas a la violencia de ETA.

El martes 28 de septiembre, promovido por el Ayuntamiento de Castellón fue inaugurado un monumento a las víctimas del terrorismo cuyo creador es el artista y humanista Sr. Ripollés. Éste monumento hace posible mantener viva la llama de la memoria y dejar un testimonio a las generaciones venideras para recordarles que una historia como ésta nunca debe repetirse.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Recordar como exigencia cívica frente a ETA