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A trozos. La fachada del San Pío V se resquebraja y las mallas intentan evitar derrumbes. :: JESÚS SIGNES
El San Pío V, en el olvido
Culturas

El San Pío V, en el olvido

El Gobierno central retrasa la reforma del museo sin que se sepa cuándo, cómo ni cuánto se invertirá en la segunda pinacoteca de España después de que las obras se prolonguen casi tres décadas

BURGUERA dburguera@lasprovincias.es

Domingo, 24 de octubre 2010, 12:47

Se conoce el Monasterio de El Escorial por su tamaño y su simbolismo. Y por que se tardó en construir lo que no está en los escritos, si bien es cierto que sí está escriturado y contado. Desde que Felipe II nombrase en 1559 arquitecto real a Juan Bautista de Toledo y le encomendase dirigir todas las obras de la Corona, incluida la de El Escorial, se precisaron 25 años para finalizar oficialmente el monasterio. ¿Un cuarto de siglo es mucho? Depende, porque si para hacer El Escorial se necesitó ese tiempo, para reformar el Museo San Pío V se puede batir una plusmarca mundial. El Gobierno central esperaba, hasta el año pasado, acabar las obras de mejoras del Museo de Bellas Artes de Valencia en 2012 (según los Presupuestos Generales del Estado de 2010), pero en los PGE de 2011 se proyecta que se acabaran los trabajos en 2014. No obstante, no se consignan cantidades concretas que justifiquen tal deseo. Desde que en 1986 se aprobó el proyecto inicial de reforma, firmado por los arquitectos Portaceli y Gómez-Ferrer, hasta que esa obra acabe pasarán, al menos, 28 años.

La complejidad arquitectónica de los trabajos no justifica semejante duración, casi tres décadas. Eso sí es un récord y no el de Bob Beamon, que en 1968 dio un salto de 8,90 metros en México y sólo se tardó 22 años en lograr un brinco más largo. Poco tiempo, 22 años. A lo mejor habría que remontarse a las pirámides de Keops. Y quizá ni eso, pues relató Herédoto que la tumba egipcia piramidal se construyó en 20 años. Así, como en la Historia no hay fácil parangón, se pasa a la Literatura. Quizá sea un ejemplo acorde el coronel de García Márquez que no tenía quién le escribiese, aquel que esperó durante décadas una carta que le notificase la concesión de una pensión como veterano de guerra. Además, igual que aquel coronel, el San Pío V sigue esperando ya desesperado, consciente de ser, además, un abandonado, un olvidado del destino.

El museo es de propiedad estatal y la gestión corre a cargo de la Generalitat. Y entre todos lo matan y él sólo se muere, porque cada uno culpa al otro de que ninguno cumpla con su parte. El San Pío V transita sin que se nombre un director desde hace cerca de un año, un nombramiento competencia del Consell. Pero ese es un problema intrascendente, pues durante décadas se sucedieron los directores sin que ello supusiese acelerar la reforma del museo, una actuación que depende del Gobierno central, para el que, en el caso del San Pío V, las obras urgentes no se abordan hasta que pasan a ser emergencias. Frente a los nuevos retrasos, denunciados recientemente por la consellera de Cultura, Trini Miró, desde el PSOE se ha filtrado que se solucionarán a través de unas enmiendas al presupuesto que nadie explica ni, sobre todo, cuantifica. Así que nadie relacionado con la rehabilitación se siente capacitado para responder cuándo, ni quién, ni cómo, ni cuánto.

En teoría, según las fuentes consultadas, «en unas semanas se sabrá del dinero que se dispone». En unas semanas. Sumando, sumando, son ya, desde 1986, más de 1.200 las semanas que han pasado desde que se presentó el primer proyecto global, y cerca de ocho los años transcurridos desde que se inaugurase la cuarta fase de las obras. Está pendiente que se inicie la quinta fase. Y ya se verá si se acometerá de manera integral, o no. Desde la Conselleria se aseguró antes de verano que el proyecto de ejecución definitivo no se aprobaría «hasta finales de octubre» (o sea, ya) por parte del Ministerio, y que las obras no serían adjudicadas hasta mitad de 2011. Largo me lo fiáis, decía Don Juan. Y tan largo, pues fuentes cercanas al departamento de González-Sinde explicaron a LAS PROVINCIAS que, como muy pronto, las primeras obras reales no empezarán hasta finales de 2011, de modo que no sería extraño que los plazos se alargasen y las uvas de bienvenida de 2015 se las traguen los valencianos junto al sapo de ver el San Pío V sin terminar.

Hoy por hoy, los vecinos de la zona saben que es un riesgo aparcar cerca del museo. Los desprendimientos son habituales. Y las goteras. Una malla metálica cubre parte del edificio, en cuya portada se ha visto crecer hasta una higuera, situación tragicómica de la que también se hizo eco el Consell Valencià de Cultura, que el pasado julio emitió un comunicado para lamentar el «estado de deterioro de la fachada». Y eso que los sótanos están donde están, bajo tierra, porque si quedasen a la vista, según los que han estado allí abajo, no habría alto cargo del Ministerio con suficiente cuajo como explicar el estado lamentable de las instalaciones.

El Ministerio respondió recientemente a una pregunta parlamentaria que la ampliación precisa de una reordenación del entorno que «requiere actuaciones por parte de las administraciones públicas valencianas, con la necesidad de consensuar y planificar actuaciones y de resolver cuestiones patrimoniales planteadas».

Según los datos del PGE para 2011, las partidas proyectadas para invertir en la pinacoteca valenciana son, el año próximo, 140.000 euros; en 2012, de 150.000, similar cantidad que en 2013, mientras que en 2014 se prevé invertir un millón de euros. Se trata de cantidades irreales, puestas por poner algo, pues se espera acabar la obra en 2014, para lo cual se deberían invertir cerca de 17 millones de euros. Por parte de la Conselleria de Cultura se asegura que se avanza «a velocidad de caracol».

«El Ministerio se ha olvidado por enésima vez del San Pío V y vamos a pelear para que eso cambie. El Ministerio debe rectificar porque es una injusticia la decisión de tan solo invertir 140.000 euros en 2011 y 150.000 en 2012 y 2013. Con ese dinero no se van a iniciar las obras. No hace falta ser malpensado para entender que con el dinero que han previsto no se va a poder hacer nada y que el San Pío V queda condenado a seguir agonizando. Sé que las circunstancias económicas no son las mejores, pero la ampliación y recuperación del San Pío V no puede esperar más y el gobierno de Zapatero tendría que sacrificar alguna de sus muchas y generosas inversiones en Cataluña o Andalucía para, por una vez, aunque sólo sea por una vez, preocuparse por la Comunitat», explicó Trini Miró.

¿Será que las palabras y las voluntades políticas se las lleva el viento de la crisis? No siempre ni en todos los sitios. El pasado verano, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, garantizó que la mala situación económica no afectaría a la ampliación del Museo de Bellas Artes de Sevilla, con un presupuesto de casi 18 millones, un recinto museístico en similar situación que el valenciano respecto a la gestión y a la valía de sus fondos.

La ministra pactó con la Junta de Andalucía ampliar el museo sevillano incorporando el palacio de Monsalves. El acuerdo obliga al Ministerio a destinar en 2011 medio millón de euros; en 2012, dos millones; en 2013, seis millones, y en 2014, siete millones y medio. Y efectivamente, el 14 de octubre, el consejero de Cultura de la Junta, Paulino Plata aseguró que en 2011 «se mantendrán inversiones como el Museo de Bellas Artes de Sevilla, con 500.000 euros», y que se conservan partidas de hasta 18 millones en total para próximos ejercicios. Es decir, lo pactado meses antes.

El Ministerio de Cultura sí tiene palabra, y la cumple, por lo menos en Andalucía, donde gobierna el PSOE y lugar al que sí va González-Sinde para hablar de museos y firmar compromisos. El pasado 26 de julio, la ministra acudió a Sevilla donde rubricó ese protocolo. Desgraciadamente, la única presencia de González-Sinde en Valencia desde que es ministra y ejerciendo como tal se produjo el pasado marzo para pasear por el Cabanyal tras paralizar el plan municipal de reforma del barrio al considerar que era una expolio al patrimonio histórico. El Cabanyal, otro asunto con años a cuestas y tambien con visos de batir récords menores como los de Beamon, las pirámides de Keops o El Escorial.

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