El Ministerio tendrá que reparar zonas del San Pío V que ya se reformaron

En 1986 se dio el pistoletazo de salida para la reforma del San Pío V. No está siendo precisamente un sprint. Ni siquiera un maratón sirve para ejemplificar los 24 años que lleva arrastrándose un proyecto de rehabilitación que se fragmentó en cinco partes. La primera de ellas finalizó en 1991. Dos décadas después ya se ha quedado tan desfasada esa actuación inicial que en la quinta fase, según fuentes del Museo de Bellas Artes de Valencia, se contempla intervenir en aquello que se rehabilitó en primer lugar. La reforma final deberá actuar en lo reformado al principio, el ala este del edificio.

John Milton clamaba ya hace siglos por 'reformar la reforma'. Se refería a un asunto religioso: puritanos, católicos y demás. Cuestión de fe comienza a ser también lo del San Pío V, y quizá la fe mueve montañas, pero por ahora no ha logrado conmover los cimientos del Ministerio de Cultura, el responsable de poner en marcha una quinta fase que no arranca.

Si se iniciarán las obras o no en 2011, y si finalizarán en 2014, o no, son cuestiones convertidas en banderas místicas por parte del PSOE (Gobierno central, propietario del museo y encargado de su rehabilitación) y del PP (Gobierno autonómico y encargado de su gestión), que defienden o atacan tales fechas y la ausencia o aparición de las obras como si se tratase de una experiencia religiosa.

Seguridad y climatización

La realidad, en cualquier caso, es comprobable, constatable si se acude al San Pío V, algo de lo que las actuales altas instancias ministeriales no pueden presumir. Recorrer los pasillos del museo, aquellas instalaciones que fueron puestas en servicio en 1991 permite comprobar que los sistemas de refrigeración están totalmente desfasados. Igualmente, todo lo referido al aislamiento frente al frío o al calor (un factor fundamental para la buena conservación de las obras) precisa de una modernización casi de emergencia.

Los paulatinos retrasos, la fragmentación de las obras de ampliación del San Pío V en cinco fases que se prolongarán cerca de tres décadas, han impedido modernizar aquellos aspectos que se iban quedando anticuados. Es el caso de todo lo relacionado con la seguridad, que implica una actuación integral, y que también deberá modificarse en relación a los servicios implementados hace 20 años.

«La primera fase de la ampliación debe retocarse, porque, entre otras cosas, las salas no disponen de la misma climatización que opera en el resto del museo», indicaron fuentes del San Pío V. En la quinta fase, además, se contempla retocar los forjados, con el fin de igualar los desniveles que actualmente obligan al visitante a mirar al suelo si no quiere acabar tropezando.

Moquetas grises sirven para parchear los suelos de la segunda pinacoteca de España, con el fin de evitar que se vean los ladrillos que sirven para comunicar algunos pasillos y salvar importantes desniveles, un pavimento que contrasta con el suelo marmóleo de algunos pasillos. Al margen de quién sea la responsabilidad, lo cierto es que las instalaciones de aire acondicionado se exhiben en un estado precario, abundan las cortinas raídas y las peanas melladas.

A pesar de ser zonas puestas en servicio hace 20 años, su estado de conservación es notablemente peor que el de otros museos valencianos, como el IVAM, inaugurado al mismo tiempo que finalizaban las obras de la primera fase del San Pío V y que se conserva bastante mejor.

Tras su reunión del pasado jueves con los responsables del Ministerio de Cultura, Paz Olmos, designada por la Conselleria de Cultura como responsable del San Pío V, no tiene muy claro hasta que punto sería interesante que el Gobierno iniciase obras en el Museo de Bellas Artes «si estas van a suponer nuevos parcheos, porque no han designado presupuesto para otra cosa». Según Olmos, el Ministerio sólo invertirá en 2011 unos 350.000 euros, una cantidad insuficiente para acometer cualquier reparación integral en las múltiples deficiencias del San Pío V.