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M. J. CARCHANO
Domingo, 7 de noviembre 2010, 02:31
¿Cómo pudo gastarse una depuradora 4,5 millones de euros en el mantenimiento de sus 30 ordenadores en siete años? La Fiscalía tendrá la próxima semana en sus manos las últimas cuentas de Emarsa, firma en liquidación propietaria de la planta de depuración de Pinedo, que pagó a las dos mercantiles de Sebastián García Martínez, Microprocesadores Valencia, SL y Sofitec, SL, 4.503833,51 euros desde 2004, fecha en que asume su cargo el gerente de la empresa Emarsa, Esteban Cuesta. Dos años después estas empresas llegaron a facturar a Pinedo más de un millón de euros sólo en compra de material informático y mantenimiento de ordenadores.
Sebastián García Martínez tenía una justificación para estos pagos. El 5 de octubre, técnicos de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi) inspeccionaron las instalaciones de la depuradora para comprobar si las facturas pendientes de pago de las dos empresas debían ser abonadas. Aquel día, Sebastián García dijo que «las placas, los teclados y los ordenadores se tiraban a la basura constantemente». Además, aseguró que los jefes de Emarsa «piden que se les cambie continuamente de ordenador», y que en la empresa «nadie controla a nadie».
Sólo en las facturas pendientes de pago de 2010 figuraban 164 teclados, 66 deuvedés, 141 licencias antivirus, 49 discos duros externos, 71 discos duros internos, 88 tarjetas gráficas, 155 fuentes de alimentación, 79 monitores, 140 placas base, 149 ratones o 105 altavoces.
Desde el 5 de octubre se ha avanzado en la investigación. Analizando las cuentas, el PSPV ha podido sumar todas las facturas presentadas desde 2004 por las dos mercantiles, que han sumado 4,5 millones de euros. Según las tasaciones de las facturas del periodo de enero a junio de 2010, Sebastián García valoró el material suministrado en 421.000 euros, mientras que una empresa independiente lo tasó en 30.000 euros. «Mi administrativa se equivoca mucho y ha hecho mal las facturas», llegó a decir García.
Los apellidos del que fuera encargado del servicio de informática de la depuradora coinciden con los de Mari Paz García Martínez, titular de otras dos mercantiles, Construcciones Rocafort y Mantenimiento Valvasmark, que ahora se ha sabido que llegaron a facturar otros 4,28 millones desde 2005.
La segunda mercantil apareció en las cuentas de la depuradora de Pinedo en 2008 y siguió facturando en 2009 y 2010. En total, 846.614,77 euros. Sin embargo, el jefe de mantenimiento de la empresa Emarsa, Juan José Sánchez, manifestó el pasado 28 de septiembre que no conocía a esa empresa, que «nunca he visto ninguna de las facturas» y que los trabajos «no se pueden comprobar, puesto que nunca han sido realizados». Nunca vio el jefe de mantenimiento a nadie de esa empresa por la depuradora, pese a que ha llegado a facturar casi un millón de euros.
Sólo mano de obra
Construcciones Rocafort presentó albaranes durante seis años por valor de otros 3,4 millones de euros, pero según el jefe de mantenimiento de Pinedo esta mercantil solamente proveía de mano de obra cuando había que hacer una reparación, normalmente un oficial y un peón. En el acta de la visita del pasado 28 de septiembre, que se realizó para comprobar si los trabajos detallados en las facturas pendientes de pago, por valor de 413.437,69 euros, correspondían a los trabajos realizados, el jefe de mantenimiento aseguró que la firma «nunca suministró ni material ni instrumental para realizar las obras».
A Juan José Sánchez Gallach le enseñaron las facturas que había presentado, y en ellas figuraba, por ejemplo, que se habían realizado trabajos en el digestor 7, a pesar de que no existe tal digestor, y que los trabajos de pintura efectuados en el edificio sinóptico antiguo «es imposible que hayan sido realizados puesto que dicho edificio tiene acabado caravista». Se desconoce al detalle las facturas que sí fueron abonadas durante los últimos años y cuál era el concepto. Será la Fiscalía ahora quien investigue las cuentas en profundidad para conocer si ha habido irregularidades, presunta malversación de fondos públicos, ya que la empresa Emarsa tenía un capital 100% público y estaba en manos de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos que a su vez está participada por los Ayuntamientos de Valencia y su área metropolitana.
Fuentes socialistas han sumado todas las cantidades que durante los últimos años se pagaron a Sebastián García y Mari Paz García a través de sus cuatro empresas, y que llegan a superar los 8,7 millones de euros. ¿Dónde fueron a parar estas enormes cantidades? ¿Quiénes sabían de esta situación? ¿Por qué se alargó durante tantos años sin que se descubriera? La realidad es que sólo se ha conocido por qué la deuda de Emarsa era tan importante, 16 millones de euros, cuando tuvo que entrar en liquidación.
El portavoz del PSPV en el EMSHI y vicepresidente del consejo de administración de Emarsa, Ramón Marí, quiso ayer dejarlo claro. «Nunca hubiéramos imaginado lo que estaba ocurriendo en Emarsa. Durante los últimos años votamos en contra de las cuentas, e incluso pedimos que se retirara la firma única al gerente, Esteban Cuesta, pero no alcanzamos nunca a sospechar lo que allí estaba pasando». El presidente de Emarsa, Enrique Crespo, mantuvo ayer que «el PSPV tenía poderes ilimitados en la empresa», pese a que era controlada por el PP.
Ayer LAS PROVINCIAS ya contó que tres empresas del mismo administrador, una dedicada a la compraventa de fincas y otras dos a la venta de vehículos, facturaron 14,9 millones en concepto de 'lodos', pese a que ya existía otra firma dedicada a la retirada de los fangos.
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