Calabuig, el candidato invisible
Mantiene su escaño en el Congreso y no ha tenido protagonismo alguno en la ciudad desde que se impuso a Mata en las primarias El aspirante del PSPV a la alcaldía de Valencia, por estrenar a 6 meses del 22-M
J. C. FERRIOL
Sábado, 20 de noviembre 2010, 01:29
El PSPV celebró el pasado 3 de octubre elecciones primarias para elegir al candidato socialista a la alcaldía de Valencia. Joan Calabuig, el aspirante 'oficialista' que contaba con el apoyo de Blanquerías, se impuso al dirigente de Izquierda Socialista Manuel Mata. Cuentan que el día después, lunes, Rita Barberá no ocultó en el Ayuntamiento de Valencia su satisfacción por el resultado del proceso. Un candidato desconocido para representar a un partido que, en la ciudad, comienza a tener un carácter marginal.
Lo que quizá la alcaldesa de Valencia no se imaginaba es que su adversario en los comicios del próximo 22 de mayo se lo iba a poner tan, tan fácil, que pensar en que la próxima cita en las urnas establezca un nuevo récord, en negativo, de presencia de la izquierda política en el consistorio valenciano comienza a ser más que posible.
Calabuig acaba de cumplir mes y medio como candidato oficial a la alcaldía de Valencia. Es el mismo tiempo que Elena Martín lleva como aspirante del mismo partido a la alcaldía de Alicante. La diferencia entre el nivel de actividad de uno y otra es abismal, hasta el punto que la también secretaria de Organización del PSPV ha semidesaparecido de la sede de Blanquerías para volcarse, como resulta razonable, en el empeño de tratar de derrotar a Sonia Castedo.
Diputado y portavoz
¿Y Calabuig? El dirigente socialista no sólo mantiene su escaño en el Congreso de los Diputados -aspecto que muchos de sus compañeros de partido ya consideran un error, máxime con la enorme distancia que dispone el PP sobre el PSPV en la ciudad de Valencia y el escaso nivel de conocimiento con que cuenta en la ciudadanía- sino que además también conserva su condición de portavoz socialista en la comisión de cooperación internacional para el desarrollo. Es decir, no sólo se ve obligado a permanecer en Madrid mientras haya pleno en el Congreso de los Diputados, sino que también lo hace cuando se producen reuniones de la comisión a la que pertenece. «Como si le sobrara el tiempo», apunta un cargo del PSPV de Valencia.
Tiempo, precisamente, es lo único que no tiene en exceso al adversario de Barberá el próximo 22-M. En los comicios de 2007 Rita Barberá aventajó a Carmen Alborch en casi 100.000 votos. La ex ministra, no lo duda nadie, es una candidata infinitamente más conocida que Calabuig. Y pese a ello y a su ascendencia sobre segmentos sociales no excesivamente cercanos al PSPV, el 'huracán' Barberá se la llevó por delante de la misma manera que lleva haciendo con todos los candidatos que los socialistas le han ido poniendo en frente desde 1991.
Cuando Calabuig fue elegido candidato de forma oficial, muchos en su partido pensaron que el reparto de protagonismos en el PSPV a nivel municipal sufriría algunos cambios. Confirmado que Alborch no volvería a medirse a Barberá -probablemente convencida de que ni su partido confiaba en ella para recortar distancias con el PP-, todo hacía suponer que la todavía portavoz municipal comenzaría a perder protagonismo de forma paulatina, en beneficio del futuro portavoz municipal de su partido.
De la misma manera, la dirección local del PSPV tenía desde el 3 de octubre la oportunidad servida en bandeja de demostrar a Blanquerías que la joven ejecutiva encabezada por Salvador Broseta era capaz de afrontar un proceso electoral tan complicado como éste, volcándose en el apoyo a un candidato que, inicialmente, no era el suyo.
Pero ni una cosa ni la otra. Alborch mantiene el mismo nivel de protagonismo que cuando se daba por seguro que volvería a medirse a Barberá. Y la ejecutiva local de Valencia no ha asumido ningún protagonismo añadido respecto al que le otorgó el proceso de reorganización del partido en la ciudad, y que tal y como estaba previsto ha servido para diluir a las familias tradicionales del partido, pero en ningún caso para estimular la participación de la militancia en el día a día del partido.
De 12 a 10 concejales
Con una situación así, ningún dirigente del socialismo valenciano cree que Calabuig tenga opciones de recortar distancias con Barberá en los comicios del 22-M. Todo lo contrario: muchos cargos de la ciudad comienza a sospechar que el PSPV puede ver reducidos de 12 a 10 el número de concejales de ese partido en el consistorio.
De producirse esa situación -que nadie en Blanquerías se atreve a descartar- y si EU y Compromís no logran acceder al Ayuntamiento, el PP habrá logrado un nuevo récord de representación (con 23 concejales). Y la izquierda política habrá obtenido su peor resultado en la ciudad de Valencia desde 1979. En los últimos 31 años, el PSPV cosechó su peor resultado en el Ayuntamiento del cap i casal en 1995. El carácter de Valencia de 'indicador' de las elecciones generales se puso de manifiesto en unos comicios en que el PSPV se quedó con ocho ediles. Un año después, Felipe González salió derrotado frente a José María Aznar.
En esos comicios, el socialismo salió muy tocado, pero EU obtuvo cinco concejales y la representación de la izquierda se mantuvo en 13. Si el 22-M Calabuig se queda en 10 ediles y Compromís y EU se quedan fuera, el arrinconamiento de la izquierda será más que evidente.
Las opciones de que el voto del PSPV en la ciudad de Valencia caiga son más que probables. Al descalabro atribuible en términos generales al PSOE -tanto por la crisis económica como por el desapego de los sectores sociales más progresistas (por aspectos como la reforma laboral o el Sahara)- se unen las razones propias del socialismo en la ciudad de Valencia, empeñado en mantener una invisibilización cada vez mayor. Y con un candidato a la alcaldía al que parece no preocuparle que para Alarte resulta clave un buen resultado en Valencia. O quizá sea por eso.
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