El libro: 'Caminos nocturnos'

Ah, qué placer hincarle el diente a una joya de estos quilates.Qué buenos momentos proporcionan las novelas extrañas, inclasificables, descarnadas.Por fin se publica en nuestro idioma 'Caminos nocturnos' y un libro que rezuma tanta melancolía nos provoca ese gozo otoñal tan propio de las noches solitarias tumbados sobre el sofá con la lluvia de luz del flexo formando una fina covacha.

Nos trasladamos al París del periodo de entreguerras. El autor, Gaitor Gazdánov, es el protagonista y recorre la ciudad de las luces conduciendo un taxi todas las noches hasta el alba. Gaitor forma parte de la pléyade de rusos blancos que se exiliaron diseminándose por todas partes, personajes que luego darían mucho juego en las comedias de Ernst Lubitsch, sólo que en esta obra de Gazdánov el tono es agridulce porque este taxista pulula sobre los adoquines y las tabernas de mala muerte como un gato desnortado que parece condenado a la observación del fracaso humano. La vieja Raldy fue la mejor cortesana de su tiempo. Los príncipes y los capitalistas sucumbieron ante sus encantos y despilfarraron fortunas. Raldy es ahora una mujer devastada por el licor y el paso de los años que malvive en una buhardilla y que conserva la suficiente dignidad como para no lamentar su suerte: siempre supo que acabaría así. El autor conoce y descubre el trasiego de las almas errantes, investiga sus historias, censura sus depravaciones y nosotros le acompañamos como testigos mudos e invisibles sentados en la trasera de su coche. Las conversaciones que mantiene con el alcohólico Platón o con otro exiliado de nombre Fedórchenko segregan ese toque a medio camino entre la lucidez absoluta, la alucinación y la pesadilla. Y entre todo ese dolor, unas pinceladas de cierto lirismo que no empalagan al lector porque Gaitor Gazdánov nos expone esa corte de los milagros con una especie de melancólica asepsia que nos confunde y nos conmueve. Ignoro si el guionista de 'Taxi Driver' pudo leer esta novela, pero en cierto modo la peli de Scorsese supone una prolongación del texto de este ruso expatriado, en más bestia y situada en Nueva York, claro. Si eres fan de 'Taxi Driver' la novela 'Caminos nocturnos' te gustará. Un joya, ya digo.