Borrar
Culturas

Gran guiño

Miguel Sánchez-Ostiz lleva a cabo en su última novela un notable y curioso ejercicio narrativo

PABLO MARTÍNEZ ZARRACINA

Sábado, 4 de diciembre 2010, 01:16

Digamos que el autor navarro consigue en 'Cornejas de Bucarest' el efecto algo paradójico de construir una creíble novela 'rumana' sin sobrepasar de un modo forzado los límites de su propio universo literario, ese mundo solanesco y paródico, agridulce, descacharrante y profundamente desabrido. No tarda mucho el lector en darse cuenta de que el libro que tiene entre las manos no incurre en un error habitual entre los escritores viajeros: sacralizar el escenario, pensando que la gente no coge nunca aviones y encontrándolo todo lleno de singularidades relevantes y originales significados por descubrir.

Sánchez-Ostiz conoce bien la Bucarest de hoy -revisen los últimos dietarios del autor y verán que Rumania y Bolivia son dos de sus pasiones recientes- y en ese país que ha pasado a la velocidad de la luz del comunismo al capitalismo salvaje, y que ha sufrido en sus carnes lo peor del siglo XX europeo, ha encontrado un escenario adecuado para poner en pie una novela tragicómica y absolutamente autoparódica que habla de la ambición y de la crueldad, de la lucha por la vida y de los lugares menos iluminados de nuestras sociedades, que ya no son los callejones sino los despachos.

Para guiarnos por un mundo de golfemia literaria, de falsificaciones históricas y alacranes con cargo público, Sánchez-Ostiz utiliza a un protagonista y narrador marca de la casa: un 'alter ego' descreído y medio buscavidas que viaja a Rumania para dar un curso universitario sobre novela picaresca. Ese narrador más o menos ficticio es un escritor baqueteado por las cosas de la vida y del mundillo. Tiene una mirada vitriólica, más cicatrices que un mosquetero y una bibliografía tramposa e impagable: los artículos de 'Tugurio impar', la novela 'Duralex' sobre los años de «toga y trampa», el ensayo 'Jacarandosa tropa', 'El Gallo Negro', novela histórica sobre «Quevedo y la magia negra», o 'Misión en Oriente', una «novela de espías centroeuropeos y ambiente austrohúngaro».

Nadie mejor que un experto en picaresca para adentrarse en un país que en la actualidad produce pícaros e importa golfos. O viceversa. En el gran guiñol que aguarda dentro de esta novela hay sitio para antiguos fascistas de la Guardia de Hierro, para simpatizantes de Ceacescu, securistas acostumbrados a nadar en aguas turbias e incluso para tiburones inmobiliarios que acuden al país al olor de la codicia colectiva y los terrenos que recalificar.

Por si fuera poco, el narrador, pese a estar a más de tres mil kilómetros de su tierra, no puede escapar de su propio pasado y se van engarzando en la novela algunos de los temas recurrentes en su obra del autor, como las vanidades literarias.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Gran guiño