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J. A. Z.
Martes, 21 de diciembre 2010, 01:05
Los supuestos casos de dopaje en el ciclismo se han ido dando con cuentagotas. Ni siquiera el ganador del Tour Alberto Contador se ha librado. Unos han demostrado su inocencia o culpabilidad y otros todavía están por comprobar. Se trata de un fenómeno del que no se libra nadie. Todos están bajo sospecha, hasta los más modestos.
Joaquín Ortega es un humilde ciclista de Tavernes de la Valldigna. La alargada sombra del dopaje que salpica el deporte que practica le ha lanzado una gota, metiéndolo en un enorme saco del que todos quieren salir. En un control sorpresa que se le realizó antes de la primera etapa de la Vuelta a Portugal dio positivo por EPO (la sustancia que ayuda a la producción de glóbulos rojos en la sangre), y ahora está sufriendo las consecuencias.
El que era su equipo, el Barbot-Siper luso, no se lo pensó y terminó prescindiendo de sus servicios sin que aún haya quedado su culpabilidad. Ortega lamenta esta precipitada decisión. «Todavía no ha llegado a mi casa el resultado del contraanálisis pero ya se están diciendo muchas cosas», comentó apesadumbrado.
Como es lógico, el ciclista valenciano aseguró que va a «luchar hasta el final por demostrar mi inocencia, ya estoy en ello de hecho». De momento, Ortega espera a ver cuál es el resultado del citado contraanálisis para sentarse y pensar detenidamente en el siguiente paso a llevar a cabo.
El de Tavernes de la Valldigna tuvo una buena actuación en la carrera del país vecino. De hecho, terminó apuntándose la victoria en la sexta etapa. Entonces no pasaba por su cabeza que esta prueba iba a traerle tan mal sabor de boca.
«Lo estoy pasando muy mal», añadió ante la desagradable situación que le está tocando vivir. Su salida ha sido regresar a sus orígenes. «Estoy entrenando a diario yo solo, es lo mejor para seguir en forma hasta que todo se solucione». Así, en caso de que haya un equipo interesado en contratarle no tendrá problemas, estará listo para ello.
En su localidad natal no dan crédito. Nadie puede considera cierto que aquel chico que se formó en las categorías cadetes del club ciclista de la localidad y que antes de llegar a cadete ya se marchó a buscarse la vida haya hecho algo fuera de lo permitido. Joaquín Ortega está dispuesto a llegar hasta donde haga falta. Este es el último caso de un deporte muy castigado, tal vez el que más, por el dopaje.
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