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V. LLADRÓ
Domingo, 2 de enero 2011, 13:16
Las cooperativas eléctricas que existen en la Comunitat Valenciana cobran a sus asociados unas tarifas que, por término medio, son un 15% menores que las de las grandes compañías del sector, lo que representa un constante ahorro para los consumidores que se abastecen de dichas entidades locales, frente a los que se encuentran en el régimen común.
Esta rebaja, que es permanente en las cooperativas de suministro eléctrico, contrasta con el aumento del 9,8% de la tarifa doméstica (la TUR, tarifa de último recurso), que ha decretado el Gobierno y que se aplica desde ayer. El 15% de descuento medio que aplican las cooperativas implica que los asociados aún pagarán ahora la luz algo más barata que el resto de ciudadanos antes de la subida general.
Esto es posible por las eficaces estructuras de estas entidades, que les permiten lograr altos ratios de calidad en su servicio. Y eso que, como mayoristas, han de adquirir la electricidad en el mercado general, como el resto de distribuidoras, pero en el proceso de comercialización consiguen importantes ahorros que trasladan al asociado.
Ildefonso Serrano, director de la Cooperativa Eléctrica San Francisco de Crevillent (Enercoop), la mayor de la Comunitat, ha reafirmado que su empresa mantendrá el ahorro cooperativo que viene aplicando a sus 14.000 abonados, lo que representa una reducción del coste de la luz de hasta el 15% sobre los precios de referencia de las grandes compañías del sector y un ahorro anual de 1,3 millones de euros.
En igual sentido se orienta la política de precios de las demás cooperativas eléctricas de la Comunitat Valenciana, que se agrupan en la federación regional. Además de la de Crevillent son las de Algimia de Alfara, Catral, Biar, Callosa de Segura, Castellar, Guadassuar, Alginet, Chera, Sot de Chera, Vinalesa, Meliana, Museros, Almenara y El Serrallo de Castellón.
En España hubo más de 2.000 cooperativas eléctricas, que nacieron para resolver el problema de falta de suministro en núcleos de población e iniciativas industriales, cuando el país adolecía de insfraestructuras suficientes para aportar tal servicio en todas partes. Surgieron sobre todo en lugares apartados de las grandes urbes, donde a las grandes compañías no les interesaba invertir en nuevas redes de distribución porque no iban a rentabilizarlas como en las capitales.
Aquella explosión de cooperativismo eléctrico se produjo entre los años 20 y 30 del pasado siglo, pero después de la guerra civil fueron desapareciendo la mayoría de ellas. Al principio, por las fuertes restricciones de la postguerra, y después, por las crecientes complicaciones y la presión de las grandes compañías, que poco a poco fueron ocupando su lugara.
Pero todavía quedan hoy 20 en toda España, y de ellas, 15 en la Comunitat Valenciana, las cuales representan un gran ejemplo de buena gestión, tras ser capaces de resistir a las continuas dificultades impuestas por normativas oficiales y las grandes empresas, empeñadas a menudo en limitarles la concesión de mayor potencia para sus necesidades en aumento. Y encima venden más barato.
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