Un insumiso en Castellón

Sólo tres días después de la aplicación de la nueva ley antitabaco por parte del Gobierno, ya han surgido a nivel nacional los primeros 'rebeldes' que se resisten a acatar la norma. Uno de ellos está en Castellón, concretamente en el bar Espirit de la avenida Valencia. Y es que Fernando Tejedor, propietario del local, ya ha anunciado que en su establecimiento no se aplica la nueva disposición, por lo que, a falta de lo que digan las autoridades, se podrá consumir tabaco con normalidad dentro del mismo, como se hacía ayer.

El dueño del bar se encargó de dejarlo muy claro mediante la colocación de carteles que anunciaban que todo seguía igual que antes y que los clientes se podían fumar un cigarro con la taza de café o la copa de vino. La decisión la tomó con prontitud, tras ver como el bar estaba desierto en el primer día de aplicación de la norma.

«El lunes escondí todos los ceniceros y estaba más solo que la una. Luego saqué mesas a la calle pero con el frío tampoco funcionó. Al final no me queda otra que permitir fumar», manifestaba ayer Fernando Tejedor.

Fue el miedo a las pérdidas económicas que puede ocasionarle la ley de medidas sanitarias contra el tabaquismo lo que motivó que tomara esta arriesgada determinación, ya que según sus cálculos, el 98% de los clientes del bar son fumadores habituales.

El hostelero es consciente de las consecuencias que puede acarrear su decisión, pero está convencido de seguir adelante con la misma, amparado en «la libertad de poder elegir dentro de mi propio local». Por el momento, parece que su iniciativa está dando frutos, ya que ayer los clientes habituales volvieron al bar y fumaron cigarrillos y puros con total normalidad.

Las denuncias tampoco asustan a Fernando Tejedor. Manifiesta que si es sancionado por parte de las autoridades recurrirá el castigo. De hecho, el hostelero de Marbella que tomó la misma medida el pasado lunes ya ha recibido la visita de los inspectores.

Otra estampa curiosa que se vio ayer fue la de un hostelero de Otxandio (Vizcaya), que tras la nueva prohibición decidió destrozar a martillazos la máquina expendedora de su negocio.