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PIEDRA, PAPEL, TIJERA

Vuelven, a casa vuelven...

MARTA QUEROL

Sábado, 15 de enero 2011, 01:08

Y me refiero a la ETA, no a los turrones. O eso pretenden, como en cada año electoral. El calendario de las treguas etarras va inexorablemente unido a las convocatorias de elecciones, y así llevamos ni se sabe los años. Necesitan llegar a las instituciones porque solo con la fuerza bruta y asesina no se gana la independencia de un territorio. Hay que estar en las instituciones, tener poder, voto y por supuesto, dinero. Y es que la vida está muy achuchada y con la crisis, hasta el cobro del impuesto revolucionario habrá menguado, que las empresas vascas también cierran.

Si un día al levantarnos nos encontráramos un comunicado diciendo que se acabó, que entregan las armas, que tienen los zulos aquí, aquí y aquí, y los arsenales allá, y que dejan para siempre la lucha armada, todos sentiríamos una alegría inmensa.

Pero los comunicados nunca son así. Siempre están trufados de palabras confusas, frases estudiadas, y además planteados de tú a tú, de Estado a Estado, exigiendo que se resuelvan «las claves de la territorialidad y el derecho a la autodeterminación (sic)». En resumen, que no se mueven de su posición de siempre.

Y luego te vas enterando, como ya ha ocurrido otras veces, que mientras unos hablan de posibles treguas parapetados tras sus pasamontañas, otros siguen entrenando, robando armas y preparando atentados. Y eso da nula confianza en que la voluntad sea buena. Así ha sido siempre.

Como escribí hace mucho, la naturaleza de los terroristas es la que es, y sus objetivos son los que son, y por mucho que digan y prometan, no pierden de vista su meta que pasa porque España se pliegue a sus deseos. Es así de simple.

Lo preocupante es que estos chicos ni son tontos ni kamikazes, y si montan la película de la tregua es porque ya han vendido las entradas. Me temo que nos esperan meses de tira y afloja, de pequeños gestos o concesiones pactados de antemano, de ahora me opongo con firmeza y ahora aflojo el discurso, para poco a poco irnos haciendo comulgar con ruedas de molino.

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