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J. A. MARRAHÍ
Lunes, 17 de enero 2011, 08:58
Antonio Rojo decidió en Navidad navegar en el pasado de su familia. Tecleó en Google el nombre de su hermana fallecida y comprobó algo extraño: aparecía en el listado de víctimas del libro 'El Genocidio Franquista. Las Fosas Silenciadas del Cementerio'. La aludida, Pilar Rojo, falleció a los nueve meses, víctima de una neumonía «que nada tuvo que ver con Franco», como lamenta su hermano, quien se queja del «uso arbitrario del nombre de una persona» por los autores en la obra, que cuenta con el patrocinio del Fòrum per la Memòria del País Valencià.
Los parientes de Pilar ya han confeccionado el borrador que presentarán en el Sindic de Greuges, al entender que algunas instituciones valencianas han facilitado sin reservas a los autores de la obra datos privados de una persona «como la causa de la muerte, que entendemos debe quedar en el anonimato». La familia Rojo considera que se trata de «un atropello» y elevará también su queja a la Agencia Española de Protección de Datos y al Defensor del Pueblo, dado que el libro contó con la ayuda del Ministerio de Presidencia.
La publicación expone la fecha de enterramiento de la víctima, su nombre completo con un apellido mal escrito y su situación en una fosa común del Cementerio General de Valencia, entre otros datos. Además, hace constar que falleció por bronconeumonia capilar, «una enfermedad que, hasta donde sabemos, no inventó Franco», considera la familia.
Paradójicamente, la incluida como víctima del franquismo fue la primera hija de un sargento de Aviación del bando nacional y de su esposa. Él acabó destinado en Valencia y allí formó su familia. Su primera hija, Pilar, nació el 12 de marzo de 1942 y el 17 de diciembre murió por la citada enfermedad. «Muchas familias perdían a su primer hijo por razones puramente sanitarias», recalca Antonio.
«Maltrato y hambre»
Al analizar con detenimiento la obra, la familia de Pilar descubrió un detalle «aún más doloroso». La reproducción de una esquela publicada en prensa en la que, en memoria de todas las supuestas víctimas ennumeradas en el libro se dice: «nenes y nenas muertos por el maltrato y desnutrición». Según Antonio, «parece que nuestra hermana fallecida, al incluirse en esa lista, fuera maltratada y viviera desnutrida, cuando nuestros padres se desvivieron con ella con el cariño de un matrimonio que acababa de tener a su primer hijo», describe. Considera esta afirmación como «una rotunda y contundente falsedad y difamación».
Y plantean una queja más. «El hecho de que ella esté en una fosa común tampoco guarda relación alguna con el franquismo. Inicialmente fue enterrada en un nicho privado. Al deteriorarse, en 1960 y con plena autorización de su familia, sus mínimos restos fueron trasladados a la fosa a la que alude el libro», explica el familiar de Pilar.
Según el valenciano, a la hora de denunciar «no nos mueve interés político ni a favor ni encontra del franquismo. Somos hermanos de muy diferentes tendencias ideológicas, y sólo buscamos la verdad y el sentido común», resume.
«Lo que no se puede hacer», añade, «es tomar tan a la ligera el nombre de una persona muerta, meterlo sin criterio en un cajón desastre y victimizar gratuitamente a alguien que falleció por una desgraciada enfermedad», sentencia. «No me extrañaría que hubieran muchas más supuestas víctimas metidas sin distinción alguna, como nuestra hermana», lamenta.
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