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A gusto. Uno de los gorilas del Bioparc, tumbado sobre una de las placas de calor del suelo y las rocas calefactadas del recinto. :: LP
Valencia

Sopa y estufas en el zoo de Valencia

Los cuidadores del Bioparc ofrecen a los primates caldos e infusiones para combatir el frío Los elefantes disponen de chorros de aire caliente en sus cobijos

PACO MORENO

Martes, 25 de enero 2011, 20:14

Muchos tienen una gruesa piel y pelo suficiente para un abrigo, aunque también pasan frío estos días. Los animales que viven en el zoológico de Valencia, el Bioparc, son atendidos con mimo, sopas y radiadores.

Cuando llegan los días más duros del año por las bajas temperaturas, los veterinarios del zoo inician todo un protocolo para evitar que los ejemplares enfermen. Todo se cuida al detalle, como el suelo radiante que disponen todos los cobijos, según indicó ayer una portavoz de la empresa concesionaria.

En los recintos de driles, hienas, lemures, chimpancés, gorilas y jirafas hay sistemas de calefacción, incluso con radiadores. Hasta los puercoespines disponen de este beneficio, nada corriente en la naturaleza.

Con los ejemplares más grandes hay que acudir a la imaginación. Los elefantes disfrutan de chorros de aire caliente, mientras que el agua de los acuarios de hipopótamos y cocodrilos se calienta para que siempre esté por encima de los 20 grados centígrados. La imagen tan inusual este fin de semana de la fuente del palacio de Congresos cubierta de hielo es imposible en el zoo de Campanar.

Y en el exterior, donde el público observa a los animales, ocurre algo parecido, aunque mucho más disimulado para no estropear la tematización de la sabana africana y la isla de Madagascar. Hay placas y rocas calefactadas en los recintos de gorilas, chimpacés y reptiles.

Por eso no es extraño que los animales busquen un lugar determinado para tumbarse. Están encima de una placa de calor disimulada con una delgada capa de tierra. Existen casos especiales como los primates, que disponen incluso de un protocolo especial contra el frío.

Estos animales no saldrán de sus cobijos en cualquier circunstancia si la temperatura ambiente está por debajo de los 13 grados centígrados. A partir de esa cifra, la puerta se deja abierta y es el primate el que decide salir o no.

Además de esta infraestructura, otro puntal decisivo para el mantenimiento adecuado de los ejemplares es la alimentación. «En invierno se incrementa el aporte de calorías; a los hervíboros se les refuerza la cantidad de alfalfa y pienso, mientras que a los primates se les ofrece un menú de caldos vegetales e infusiones calientes». A las aves también se les da más comida, aunque nada tan llamativo como un jugoso caldo.

Por las noches, todos los animales se encuentran en sus cobijos y la hora de recogida es más temprana que en verano por razones obvias. El zoológico abrió sus puertas en 2008 y desde entonces se ha convertido en una de las instalaciones más punteras de Europa, con un centenar de nacimientos, entre ellos un leopardo y una jirafa.

Está ubicado en el primer tramo del viejo cauce, entre Mislata y Campanar, junto a la avenida Pío Baroja. Quedan pendientes dos ampliaciones futuras, un parque de atracciones basado en el Lejano Oriente y una zona ecuatorial para nuevos animales.

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